A las 6 H. de la mañana nos ha venido a buscar el joven Madariaga que ha resultado ser hijo de vasco y que conoce algunas palabras en euskera. Su misión era llevarnos a la frontera boliviana porque allí se encargaría una agencia local para toda la ruta por el país, hasta devolvernos el último día de nuevo a la frontera chilena, en donde nos esperarán para volver a San Pedro de Atacama. Como el viaje iba a ser de unas 5 horas nos ha acompañado otro joven chileno para turnarse conduciendo, aunque realmente en nuestro trayecto sólo ha cogido el volante 5 minutos.

El grupo lo formamos: 2 chilenos, madre e hijo, 1 italiano que habla bastante bien el español y nosotros 2. El trayecto ha sido bastante agradable por la simpatía de los jóvenes conductores que continuamente iban moviéndose al ritmo de la música, gastándose bromas, haciendo el viaje muy distendido, aunque a veces llegábamos a pensar que tanto baile nos podría llevar a salirnos del camino y tener un accidente.

Un agradable desayuno ya en pleno altiplano, ha roto el hielo inicial que habitualmente existe cuando se forma un grupo nuevo hasta que los integrantes empiezan a conocerse. En esta ocasión el desparpajo de los conductores que no han callado en todo el viaje, ha contribuido a este rápido cambio en el que nos hemos ido presentando. Tamara y su hijo Pavel de 21 años, universitario y procedentes de Santiago, Mauro residente en Bari un año más joven que yo, viajero incansable que en esta ocasión lo hacía solo. Con todos ellos enseguida hemos conectado y el ambiente de entrada ya era estupendo lo que nos augura unos agradables días de compañerismo.

Sobre las 12 H. del mediodía pasábamos bastante rápido la frontera boliviana de "Ollagüe" y se ha hecho cargo de nosotros Peter, un chofer/guía boliviano de la agencia "Expediciones Sajama" que con su 4X4 nos llevará los próximos días por el altiplano hasta el Salar de Uyuni. Enseguida hemos comenzado a encontrar un paisaje precioso de montañas nevadas, lagos, flamencos y vicuñas.

Una parada en la espectacular laguna "Cañapa", ha sido un sensacional aperitivo de lo que el altiplano nos va a ofrecer y en la que hemos disfrutado del silencio y de entrada ya me he hartado de sacar fotos, porque los contrastes de colores existentes auguraban unas imágenes preciosas.

Después de una simple pero buena comida campestre a base de ensalada y arroz con postre de sandía, nos poníamos en marcha hasta la siguiente laguna llamada "Hedionda" nombre puesto por el olor a azufre que emanaba.

Después el conocido como "Árbol de Piedra" ha puesto fin, bajo un viento fuerte y muy frío las visitas del día, momento en el que tanto Tamara como Carmen han comenzado con dolores de cabeza debido a que ya habíamos rebasado ampliamente los 4 mil metros de altitud.

Cuando por fin llegábamos cansados, fríos y con los síntomas del "soroche" o "mal de altura", al albergue en el que íbamos a pasar la noche y hemos visto el sitio, se nos ha ¡¡¡ caído el cielo !!! porque se trataba de una sala comunitaria, sin ninguna ducha y un sólo baño para los varios grupos que estábamos. Carmen se ha ido a la cama directamente con escalofríos y fuertes dolores de cabeza y yo a buscar algún remedio porque veía que lo estaba pasando muy mal, consiguiendo un par de pastillas que le han permitido dormir.

Los demás, después de una cena a base de pasta malísima, tal vez para dar la bienvenida a Mauro el italiano, también nos hemos acostado rápidamente porque se augura una noche muy fría y aquí no hay calefacción, ni tan siquiera electricidad, salvo un par de horas que han puesto en marcha un generador para cargar las baterías de las cámaras. Veremos cuanto dormimos y que es lo que nos espera mañana.

Después de no haber dormido más de 5 minutos seguidos por la incomodidad del catre, en el que hemos pasado la noche sumergidos bajo un peso enorme de mantas que te daban la sensación de estar dentro de un sarcófago, con el dolor de cabeza que me ha acompañado toda la noche y que no he conseguido quitármelo, hemos desayunado de forma muy frugal, tal vez debido a que en altura no se debe comer mucho y lo tienen en cuenta, aunque realmente creo que la frugalidad se ha debido a causas de escasez de alimentos acorde con el servicio de hospedaje que hemos tenido.

Carmen se ha levantado mucho mejor y se ha tomado la 2ª pastilla de "Sorochipil", para prevenir el "mal de altura" que le afecta cuando supera los 4 mil metros de altitud.

A las 6 H. de la mañana salíamos paras visitar los "Geyser Sol de la Mañana". Una zona muy bonita donde hemos podido pasear entre pozos hirvientes y fumarolas que expulsaban vapor, creando un paisaje infernal.

La siguiente visita ha sido la "Laguna Colorada" nombre adquirido por el color de sus aguas en las que cientos de flamencos parecían encontrarse en su entorno perfecto. El paisaje era precioso pero el tiempo ha ido empeorando, llegando a granizar y ver un manto blanco que cubría el horizonte del "Desierto de Siloli" como si estuviese nevado.

En un pequeño poblado llamado "Villamar" nos han dado de comer en una casa que no creo que fuera un restaurante, aunque según nos han dicho estaban ampliando las habitaciones de lo que debía ser un hospedaje. En este lugar solamente había ¡¡¡ baño natural !!! como así llaman a tener que ir fuera para cualquier necesidad. Una pequeña ración de tomate y pepino con una salchicha y un poco de puré de patata ha sido la colación, por lo que pensamos que siguen ¡¡¡ cuidando !!! nuestra salud en la altura. Lo que está claro es que estamos adelgazando.

Por la tarde y de camino al "Salar de Uyuni", la visita ha sido una zona de rocas a la que llaman "Italia", porque una de ellas debió tener la forma del mapa en el pasado, aunque en la actualidad está rota por la erosión.

El tiempo ha seguido empeorando y nos hemos encontrado con un coche parado en el camino con problemas y el conductor fuera indicando que parásemos, pero Peter no ha querido hacerlo y cuando le he preguntado el motivo de no ayudarle me ha contestado que era otro modelo de coche, a lo que le he dicho extrañado que ¡¡¡ que más daba !!! para ofrecerle algún tipo de ayuda, pero se ha cabreado y ha seguido de largo. Tal vez sea lo normal aquí este comportamiento, pero en este tipo de parajes perdidos no se entiende no prestar ayuda cuando alguien la necesita. Llegando al pueblo de Uyuni un fuerte chaparrón nos ha recibido complicando el paso en algunos tramos y que de seguir así esta noche, es posible que mañana esté cortada la ruta de salida de Uyuni. Hecho que hace unos días ya ha debido ocurrir.

El hospedaje ha mejorado algo pudiéndonos hasta duchar por riguroso turno y en una habitación que compartiremos Carmen y yo con Mauro. Personalmente estoy seguro de que dormiré como un tronco porque arrastro mucho sueño. En este aspecto hemos tenido la primera bronca con Peter, ya que en nuestro itinerario figuraba un "hotel de sal" como lugar de hospedaje para esta noche y no ha sido así, diciéndonos que como el salar estaba cubierto de agua, no se podía acceder hasta allí, echando la culpa a la agencia chilena por ofrecer un servicio imposible en estas fechas y que él ya les había avisado de que no lo hicieran. Tamara se ha enfadado mucho porque tenía ilusión de dormir en este tipo de hoteles y específicamente lo había consultado con la agencia, quienes se lo habían asegurado y confirmado que así sería. Automáticamente el tema de que el salar esté inundado ha dado pie a la duda de lo que mañana encontraremos allí y si compensará este tour, por su coste de dinero e incomodidad de lo que llaman un ¡¡¡ hospedaje básico !!!

Después de otra frugal cena en la que continúan suministrándonos ¡¡¡ pasta !!! para horror de Mauro que no se queja, pero que nos ha comentado que cuando sale de Italia no la prueba, ni tampoco el café, nos hemos ido a dormir con la pregunta tanto del tiempo que hará mañana, como de lo que nos espera ver en el salar.

Cuando nos hemos despertado hemos sentido una inmensa alegría porque lucía un sol radiante, lo que además de ir al salar en las mejores condiciones de esta época, nos garantizaba el retorno por la tarde al altiplano saliendo de Uyuni.

Peter todavía con cara bastante seria nos ha dicho de ir a desayunar al borde del salar, para lo cual llevaba algo de comida en el coche. Cuando hemos llegado y hemos visto el paisaje, se nos ha bajado la moral. Desde la orilla lo único que se apreciaba era un lago enorme y feo, puesto que el agua tenía una capa de espuma grisácea que impedía ver el efecto de espejo que tanta fama le ha dado.

Realmente pensábamos que lo mejor era marcharnos de allí y volver al altiplano para al menos poder disfrutar de su entorno, mucho más agradable que el del salar. Con un ambiente bastante decepcionante hemos desayunado lo poco que Peter había llevado, cuando ha comentado que nos internaríamos con el coche a través del salar hasta donde estaba permitido, unos kilómetros hasta llegar a un museo construido con sal que marcaba los límites autorizado.

El paisaje ha cambiado y el agua se ha vuelto como un espejo, lo que nos ha dado ánimos para descalzarnos y pasear por el salar sacando las curiosas fotografías que se generan con el juego de reflejos y tamaños por la distancia entre objetos. La cámara ya llevaba un par de días dándome problemas porque se comportaba de forma errónea: disparando el flash nada más ponerla en "on" y sin disparar, impidiéndome en la mayoría de las ocasiones acceder a visualizar las tomas realizadas, ni tampoco comprobar las configuraciones del menú. Así que como he podido, he ido tomando fotografías, confiando en mi buena suerte para obtenerlas con un mínimo de calidad. Entretanto comentábamos entre el grupo, la personalidad extraña de Peter, lo poco que nos contaba y que su comportamiento no nos daba mucha confianza, dejándonos que nos desanimáramos. Cuando le he preguntado porqué no nos había dicho de que nos íbamos a internar en el salar, me ha contestado que lo bueno es la sorpresa.

De vuelta a Uyuni, Peter nos ha llevado a comer a su oficina, diciéndonos que el alcalde de la ciudad había cerrado todos los restaurantes y tiendas por problemas con los indígenas y que debíamos dar gracias a una señora que nos había podido preparar algo para comer, es decir, más pasta. La relación con el guía ya estaba bastante deteriorada cuando nos ha dicho que el coche estaba estropeado y que él no nos iba a poder llevar de vuelta a la frontera chilena, pero que otro guía y coche de la misma agencia se ocuparía de hacerlo. Allí que nos estaría esperando en la frontera el mismo coche que nos había llevado desde Chile, hacía unos días. Todo ha resultado ser falso y lo del alcalde una invención, porque los restaurantes estaban abiertos como así nos lo ha confirmado el nuevo guía, que además no pertenecía a su agencia sino a otra llamada "Estrella del Sur" con quien parece que habían llegado a un acuerdo entre ellas para transportarnos a nosotros. Mauro el italiano, se ha quedado en Uyuni porque mañana continuará su recorrido por Bolivia en solitario y con quien hemos quedado en vernos tanto en Donosti como en Bari, donde actualmente vive.

La verdad es que hemos ganado con el cambio de agencia porque el coche es mucho mejor y más rápido, incluso en el hospedaje en "Villamar" hemos podido ducharnos, cosa que con la agencia "Expediciones Sajama" ya nos habían avisado que no sería posible. Mañana continuaremos viaje hacia la frontera y parece que ya nos estamos acostumbrando a la altura, porque estamos a 4.500 m. de altitud y no tenemos dolores de cabeza.

Hoy la buena suerte y la casualidad ha solucionado una situación muy desagradable originada por una falta de comunicación entre las agencias: "Nomade", "Expediciones Sajama" y "Estrella del Sur". El hecho es que después de levantarnos a las 5 H. de la mañana para ir a la frontera boliviana, hemos pasado más de 2 horas en tierra de nadie entre fronteras con un frío enorme y sin que nadie apareciera a recogernos, y después de las mentiras detectadas en las conversaciones con Peter, ya no creíamos que apareciera el coche que nos había asegurado que vendría a recogernos.

Ante esta situación y la imposibilidad de hablar por teléfono con nuestra agencia debido a falta de cobertura, he comenzado a preocuparme de encontrar un vehículo donde meternos como fuera los 4, para volver a San Pedro de Atacama, y allí dirigirnos a la agencia para aclarar la situación y pedir responsabilidades. Al ser los tours programados, en el único vehículo que he encontrado sitio y disposición a llevarnos previo pago de 10 $ por persona, era el de la propia "Estrella del Sur" que había venido con un nuevo grupo de personas y era grande con asientos libres. No obstante, una de las viajeras que había venido en él a la frontera boliviana, no tenía el correspondiente visado de salida de Chile, por lo que ha tenido que volver ella sola en el autobús hasta la frontera a por el sello de "Inmigración". Ha tardado 1 hora y 1/2 en ir y volver a la frontera y en ese tiempo no ha aparecido quienes debían llevarnos, por lo que hemos pagado el billete y nos hemos montado en el autobús de "Estrella del Sur".

Explicando al conductor la situación en la que estábamos, le hemos pedido que llamara a su agencia, porque habíamos vuelto con ellos desde Uyuni, y que preguntara si en el acuerdo que habían tenido entre las agencias figuraba el transporte hasta San Pedro de Atacama ¡¡¡ y así era, incomprensible pero nadie sabía nada !!! ni nosotros, ni el chofer que nos ha traído de Uyuni, ni el chofer del autobús de Chile, quien nos ha devuelto el precio del billete pagado. Lógicamente nada más pisar San Pedro de Atacama, me he dirigido a la agencia "Nomade" pero como es habitual no estaba el responsable, que lo único que parece hacer bien es recibir y responder los correos de Internet para cerrar y cobrar los tours. A pesar de haber ido varias veces a la agencia no he llegado a conocer al tal "Mauro", con nombre igual al del amabilísimo italiano que nos ha acompañado en el viaje y que se ha quedado en Bolivia.

En cualquier caso, y como sé que el correo si lo abre, le enviaré un enlace a esta página para que lea lo que estoy contando. En resumen, si algún seguidor de Viendomundo quiere visitar el Salar de Uyuni, pienso que debe tener en cuenta lo siguiente:

1 - Asegurarse de cómo se encontrará el salar, seco o inundado, porque la visita no tiene nada que ver en ambos casos. Cuando el salar está seco, los tour penetran por el desierto de sal sin problemas con acceso a muchos hoteles de sal y a la isla Pescador, pero no tiene el efecto de espejo, porque éste está asociado a la época de lluvias. En este último caso, la visita está muy restringida hasta el punto de que de un viaje de 4 días, en el salar sólo hemos estado 3 ó 4 horas, andando como tontos en un perímetro de 100 metros.

2 - Preguntando después en el pueblo cual era la agencia más adecuada para contratar un tour de este tipo, me han comentado que la mejor es "Estrella del Sur", porque la misma opera tanto en Chile como en Bolivia, lo cual aporta más garantía e que no te dejen tirado como a nosotros. No obstante, en el poco tiempo que estuvimos con ellos, oímos bastantes broncas de alguno de los grupos que llevaban por las ínfimas condiciones del llamado "Alojamiento básico". Después de esto, parece que no existe ninguna realmente recomendable.

3 - Estar alerta en todo momento, exigiendo lo que se contrata, los servicios incluidos, comidas en restaurantes o casas, los itinerarios y los hoteles concretos, con especial mención de la situación del salar y hasta donde se visita. Uno de loas aspectos importantes en el salar es la puesta de sol y creo que se debe ver siempre que la climatología lo permita.También preguntar el nombre de la agencia boliviana que se hará cargo del tour en Bolivia y en el caso de que sea "Expediciones Sajama" exigir a que le cambien por otra, o estar dispuesto a un engaño permanente y no saber en que momento te dicen la verdad.

4 - Evitar desde mi experiencia a las 2 agencias con las que hemos tenido la desgracia de caer "Expediciones Sajama" y "Nomade", que funciona muy bien ¡¡¡ virtualmente!!! es decir en Internet, pero que aparte de ahí mejor ni pisar su oficina.

Como habitualmente suelo hacer, me pongo a disposición de quien necesite más información sobre el tema o aclarar dudas. El viaje al salar, es largo, incómodo y con posibilidad de tener problemas con el mal de altura, así que si encima te sientes estafado y tampoco ayuda el carácter huraño de los bolivianos del altiplano a quien parece que les debes siempre dinero, te entran ganas de no volver nunca más ni a Chile ni a Bolivia, cosa injusta por otra parte.