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Itinerario realizado por el país visitando los siguientes lugares de interés:
Manila
-
Zamboanga (Mindanao) -
Davao (Mindanao) -
Isla de Samal (Mindanao) -
Cebu (Visayas) -
Isla de Bohol (Visayas) -
Isla de Panglao (Visayas) -
Cascadas de Kawasan (Visayas) -
Isla de Boracay (Visayas) -
Puerto Princesa (Palawan) -
El Nido (Palawan) -
Archipiélago de Bacuit (Palawan) -
Sabang / St. Paul Subterranean River(Palawan) -
Puerto Princesa (Palawan) -
Manila.
RESUMEN
Soy consciente de que el tiempo que he pasado recorriendo el país
no es lo suficientemente extenso como para poder emitir un juicio
en su justa medida sobre la realidad social, por lo que los comentarios
que hago se basan en sensaciones que capto y no en estudios pormenorizados
de estratos sociales, pero es la impresión que me llevo como
simple viajero que ha visto ya unos cuantos países de muy
diversa índole.
El término que mejor definiría mi visita a este país
podría ser el de ¡¡¡ sorprendido negativamente
!!! Durante mi estancia de 3 semanas en Filipinas he vivido sensaciones
encontradas. Desde un rechazo a las ciudades porque muestran acuciantes
desequilibrios entre la población y condensan muy diferentes
niveles de vida, en los que una gran parte de filipinos vive al
borde de la pobreza y con muy pocos servicios básicos comunitarios,
mientras que unos pocos privilegiados se protegen en guetos y urbanizaciones
cerradas a cal y canto, moviéndose en entornos aislados del
resto de la población.
Comencé en Manila, donde cada vez que voy siento una sensación
extraña y poco agradable de rechazo a la ciudad, ante tal
disparidad de formas de supervivencia. Fui hacia el sur para conocer
la isla de Mindanao recalando en Zamboanga, donde el ser extranjero
es estar en el punto de mira en determinadas áreas, en las
que se debe tener cuidado por donde se anda y donde también
pude hablar en mi idioma con quienes conocían el "Chabacano",
burdo dialecto mezcla de español criollo y gramática
malaya. Davao capital de Mindanao, tampoco me ofreció ningún
atractivo, salvo la isla de Samal en el que se puede realizar un
recorrido en moto por su costa, para matar el tiempo.
Pasé a Cebu en Visayas, donde la isla de Bohol presenta
algunos atractivos como "Chocolate Hills", un horizonte
lleno de bombones de coral y conchas que conforman un curioso paisaje,
y la isla de Panglao con algunos bellos rincones de playas de finísima
arena en pueblos de pescadores. Desde aquí hice una escapada
a la isla de Boracay, vía Manila, donde el tifón Ketsana
ya había empezado a crear problemas, por lo que no pude disfrutar
de esta bonita isla ni de su famosa playa "White Beach"
que por otra parte, no me pareció tan espectacular como había
leído y desde luego menos atractiva que muchas otras que
posteriormente he visto en el mismo país.
Finalmente Palawan ha sido quien más ha aportado a mejorar
la horrible imagen que estaba sacando de Filipinas. Con pésimas
infraestructuras de acceso, esta isla con el archipiélago
Bacuit al norte, es una auténtica maravilla de la naturaleza,
con pueblos de pescadores, poca actividad turística en esta
época y recónditos lugares donde perderte alejándote
del mundo. Con cierta similitud paisajística de roca kárstica
con la costa de Krabi en Tailandia, pero mucho más virgen
y menos contaminada por el turismo, sería sin duda donde
volvería, eso sí, dejando aparcado el reloj y todas
mis costumbres de: puntualidad, organización, control y grado
de actividad, porque todo esto se lleva muy mal con la realidad
de Filipinas. Éste es otro mundo y posiblemente el menos
desarrollado de los que conozco del sudeste asiático, lo
cual debes aceptar de antemano si vas a venir, porque en caso contrario
te desesperas ante unas infraestructuras que hace decenios que el
resto de países han superado y unas costumbres culturales
que ya tenía olvidadas.
Al margen de todo lo expuesto, he conocido a mucha gente filipina
muy amable y de gran valor por su constancia en permanecer aquí
por amor a su tierra, con quien he podido conversar sobre la penosa
situación del país, sobre todo, después de
ver los países vecinos, y lo corrobora explicando que aspectos
como el que no haya una escolaridad obligatoria, auguran que en
bastantes años no va a ser posible darle la vuelta, ni pensar
en un desarrollo cultural masivo de la población filipina,
para reducir esas distancias en los estilos de vida tan abismales. |
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