Última etapa de coche, saliendo de "Belfast" una vez más perdidos entre sus calles en obras y que al gps le ha costado digerir para conseguir meternos en la carretera que une estas dos ciudades principales de la isla. A partir de ahí hemos realizado los 170 km. que las separa, por carreteras de doble vía y rápidas, aunque con denso tráfico sobre todos de camiones, pensando que realizaban viajes con mercancías procedentes de la Unión Europea hacia "Irlanda del norte", intentando salvar las restricciones que supuso el Brexit y el movimiento de mercancías con aranceles.

Ya en "Dublín" nos hemos acercado al centro de la ciudad para en primer lugar conocer las posibilidades de dejar el coche en el parking del hotel y movernos en transporte público, porque sólo con el poco rato que hemos estado buscando un aparcamiento entre calles estrechas, ha sido un agobio hasta encontrar uno cubierto y poder dejar el coche con tranquilidad.

Seguido salíamos a conocer el centro de "Dublín" comiendo en un restaurante turco y paseando por delante del conocido, muy iluminado y florido "Temple bar", el puente "Ha'penny", la calle comercial "O'Connell street", y la estatua dedicada a la venerada y famosa "Molly Malone".

Después cogíamos el coche y nos íbamos a hacer el check-in al hotel "The Croke Park", situado en la periferia y cenar en una taquería mexicana en donde hemos comido unos tacos acompañados de unas cheladas que no tomábamos desde nuestro último viaje a México.

Mañana último día en "Irlanda", lo pasaremos conociendo más a fondo "Dublín" dado que la primera impresión que nos ha causado ha sido muy buena por el gran ambiente que se vive en las calles llenas de gente, muchos de ellos jóvenes estudiantes, que animan una ciudad que por su ubicación necesita mucho del calor humano, notando una gran diferencia en este aspecto con "Belfast".

Último día en "Irlanda" con una jornada de sol pero no por ello ha dejado de caer un chaparrón por la tarde que nos ha obligado a correr atravesando un puente para poder resguardarnos. No obstante ha sido el día más soleado de todo el viaje y los jardines aquí en "Dublín" se han llenado de gente a la caza y captura de bancos para tomar el sol al mediodía.

En cuanto a las visitas realizadas hay que decir que esta capital no tiene grandes maravillas que ver y después de visitar los principales atractivos anunciados de: el colegio Trinity, la Catedral de San Patricio, la Christ church Cathedral, el castillo de Dublín, el Ayuntamiento y la calle comercial de Grafton, nos quedamos exclusivamente con el estupendo ambiente reinante y de ver gente pasar sentados en una terraza con unas cervezas Guinnes sobre una pesada barrica.

En ese momento de disfrute nos ha llegado la noticia del día, en la que la compañía aérea nos comunicaba que debido a la huelga de los controladores aéreos franceses, se nos había cancelado nuestro vuelo de mañana a "Biarritz" y ha sido como un mazazo porque ya teníamos ganas de marcharnos de "Irlanda" y volver a casa.

Rápidamente nos hemos puesto en marcha para volver al hotel y buscar posibles alternativas para viajar sin tocar "Francia", pero en las fechas que estamos y después de ver en el viaje de ida como iba el avión de cargado de pasajeros y de cuantos aterrizaban procedentes de "Irlanda", esperábamos tener problemas. Más y cuando nuestra compañía nos daba una única alternativa para viajar el día 8 de julio es decir, cinco días más tarde, o en caso contrario el reembolso del billete.

La verdad es que yo mismo me he sorprendido al encontrar un vuelo de "Dublín" a "Bilbao" para mañana con "Aer Lingus", por lo que rápidamente lo he reservado y he gestionado el reembolso del cancelado. El coche se quedará un día más en el parking de larga estancia del aeropuerto de "Biarritz" hasta que vaya a recogerlo en autobús, siendo un mal menor.

En definitiva, un viaje gafado con muy pocas alegrías y muchas incidencias que nos han impedido disfrutarlo como esperábamos, llevándonos una decepción en general de las dos "Irlandas".