Jornada dedicada a esperar la salida del avión que al anochece nos llevará a Guayaquil en Ecuador. Durante todo el día hemos estado deambulando por Lima, sin tener nada más que hacer que esperar, y para matar el tiempo por la mañana nos hemos acercado a la Plaza de Armas en un autobús colectivo, compartiendo asiento con los autóctonos de la clase trabajadora. Nosotros estábamos hospedados en el Barrio de Miraflores, es decir, en la zona de más nivel de Lima y los que viven en este barrio no suelen utilizar el transporte público, porque en cuanto nos hemos montado hemos visto los físicos de los ocupantes que son diferentes a los que predominan en la zona.

Hemos comido un menú del día en una de las tabernas que utilizan también la clase trabajadora, por menos de 3 € cada uno. Hay grandes diferencias sociales y de precios, porque por la tarde hemos vuelto al Barrio de Miraflores para estar cerca del hotel y del equipaje y lo que hemos pagado por 2 jugos de frutas ha sido más del doble que por la comida.

Un último recordatorio respecto a la recomendación de si vienes a Lima reservar en el hotel "Suites Larco 656", bien directamente en su web o a través de "Booking", porque después de estar 3 veces en esta ciudad, ha sido con mucho la mejor estancia, por su ubicación en la mejor calle del Barrio de Miraflores, sus enormes habitaciones, su relación precio/calidad y la amabilidad de todo el personal.

Mientras esperamos que nos llamen para embarcar estoy escribiendo estas líneas para mañana de nuevo en Ecuador, retomar los diarios y reportajes correspondientes a este país. Así que nada más que contar de hoy, que ha sido uno de esos días que si viajas debes soportar entre los desplazamientos.

Había oído hablar mal de Guayaquil, tanto en lo relativo al alto índice de delincuencia en la calle como en la propia fealdad de su entorno. Nosotros hemos de decir que no nos ha disgustado tanto como esperábamos, porque en realidad hemos venido a esta ciudad porque desde aquí parten los vuelos a las "Islas Galápagos" y además debíamos arreglar el tema de volar entre las propias islas del archipiélago.

Para cuando nos hemos dormido hoy en el "Hotel Rizzo" ya eran casi las 2 de la mañana, por lo que nos ha costado un poco levantarnos, aunque como teníamos que resolver algunos aspectos de nuestra visita a Galápagos nos hemos puesto en marcha nada más desayunar. Lo primero ha sido identificar las oficinas de la compañía aérea "Emetebe", que en este momento es la única que ofrece un servicio aéreo entre las islas de: San Cristóbal, Isabela y Baltra, para lo que utiliza pequeñas avionetas. Los precios de hacer un crucero entre las islas nos parecen abusivos y hemos encontrado esta forma de dormir en tierra en las 3 principales islas y realizar excursiones en barcos en el día por las islas cercanas, cubriendo un buen número de ellas.

Llegar a sus oficinas nos ha costado bastante, porque casualmente habían cambiado sus dependencias encontrándolas finalmente cerca de nuestro hotel. Pongo los datos de la compañía por si alguien al igual que nosotros, le apetece este tipo de viaje más económico que el clásico crucero. Además preferimos dormir tranquilamente en un hotel que hacerlo en los pequeños barcos en movimiento que te ofrecen como cruceros.

Compañía aérea EMETEBE

En la C/. 9 de Octubre, entre Vaquerizo Moreno y Gral. Córdoba

Edif. Gran Pasaje, 7º piso, Oficina 707 ( Aunque no indica nada en la puerta)

Tfno 042301277

Guayaquil.

En la oficina nos han atendido muy bien comprobando que había pasajes disponibles en las fechas que queríamos y nos han reservado asientos, previo pago por adelantado de los billetes. Tenemos una restricción de 11 Kg. máximo de equipaje por persona y si nos excedemos deberemos pagar suplemento. Así que hemos conseguido prácticamente tener organizada nuestra visita a las Galápagos, porque los hoteles ya los tenemos reservados y pagados. También hemos hablado con el hotel en el que estamos alojados aquí en Guayaquil, para que nos guarden el equipaje durante los 10 días que estaremos fuera, sin que nos hayan puesto ninguna pega.

El otro asunto que también hemos organizado ha sido el de visitar a partir de mañana la zona de Cuenca, para lo que nos hemos trasladado al terminal terrestre para conocer la forma de desplazarnos allí en autobús. Así que mañana nos espera un viaje de 4 horas para ir a la ciudad, según dicen, más bonita de Ecuador.

Por la tarde hemos salido a conocer esta ciudad de Guayaquil de casi 2.500.000 habitantes. Principalmente nos hemos movido por el "Malecón 2.000" una bonita obra de infraestructura que sitúa a esta ciudad como la más importante que hemos visto en todo el país. Un largo paseo que bordea el río "Guayas" con centros comerciales, jardines, cines y demás, te permite acercarte a "Las Peñas" y cerro de "Santa Ana" para disfrutar de unas bellas vistas.

Un día el de hoy muy productivo y con una agradable visita por el Malecón 2.000. Mañana nos marcharemos para volver en un par de días y seguir viendo a ratos los diferentes escenarios de Guayaquil.

A fin de esperar el día de la salida hacia las Galápagos, hoy nos hemos marchado a pasar 3 días por la zona de Cuenca. Tras 4 horas de autobús hemos llegado al mediodía a la ciudad, hospedándonos en el "Hotel Inca Real" en el que nos ha sorprendido ver ondeando la bandera de Euskadi y que su restaurante se llamara "Akelarre".

Como suele ser habitual cuando llegamos a una nueva zona, hemos intentado ver la posibilidad de movernos por los alrededores y la forma de hacerlo, para lo que nos hemos acercado a la Oficina de Turismo, donde nos han orientado en cómo desplazarnos por nuestra cuenta.

En función de como salga mañana el tiempo, porque hemos vuelto a la frialdad del interior del país y a la lluvia, distribuiremos los días entre el Parque Nacional "Cajas" y el yacimiento arqueológico mejor conservado de Ecuador, llamado "Ingapirca".

La tarde la hemos ocupado, con un paseo por Cuenca, con sus iglesias y sus casas coloniales que bordean el río "Tomebamba". Lo que hemos visto no nos ha parecido que estaba al nivel de lo que habíamos leído respecto a su belleza. Posiblemente Cuenca sea la ciudad más bonita de Ecuador, pero tampoco es necesario mucho para ostentar este privilegio.

De vuelta al hotel teníamos un encargo del dueño del restaurante "Akelarre" en el que nos invitaba a tomar algo al atardecer, ya que según hemos entendido era vasco, como nosotros.

Cuando nos hemos presentado nos ha recibido Iñigo, gerente del restaurante y donostiarra como nosotros. Nos ha comentado que lleva 14 años fuera de casa, que le va muy bien aquí en Cuenca y que precisamente estaba esperando a la televisión porque iban a rodar un spot publicitario sobre pinchos al estilo de los bares de la Parte Vieja de Donosti. El restaurante estaba lleno de motivos vascos y hemos participado en el anuncio como si fuéramos unos clientes degustando una cena ¡¡¡ Y realmente si lo éramos !!! siendo la mejor cena que hemos hecho desde que salimos de casa. Después de un mes de probar diferentes tipos de comidas, hay que decir que se nota la mano del cocinero cuando hay un guipuzcoano profesional detrás del fogón. La forma de mezclar los sabores y la exquisitez en su elaboración, aún cuando los productos son lógicamente diferentes, se nota mucho, y nos ha recordado la gran suerte que tenemos de vivir donde vivimos.

Si vienes a Cuenca no dejes de disfrutar de una estupenda cena en:

Restaurante Akelarre

Gerente: Iñigo Sagarna

c/. General Torres, 8-40

Tfno: 2823636

Cuenca

Como ha amanecido un día claro en Cuenca, nos hemos decidido a visitar hoy el Parque Nacional Cajas, aunque realmente el tiempo de allí con el de la ciudad no tiene nada que ver, ya que está a 4.000 metros de altitud, pero como no teníamos otra referencia, hemos tomado como buena la única que teníamos.

Por lo menos nos hemos equipado con ropa de abrigo y cuando hemos llegado después de 1 hora de autobús, estaba lloviendo. Se trataba de hacer una excursión de un par de horas rodeando la laguna de "Toreadora" y nos habían dicho en la oficina de turismo de Cuenca, que en la entrada del parque nos alquilarían botas porque el terreno solía estar muy mojado. Hemos cometido el error de habérnoslo creído y de no llevar el calzado apropiado, porque cuando hemos intentado alquilar las botas nos han respondido que ellos no las tenían y que iban a hablar con la persona de la oficina de Cuenca, porque no éramos los primeros que solicitábamos alquilar el calzado.

El tiempo durante toda la visita ha estado variable: lloviendo a ratos, con niebla y a veces se abría un poco el cielo. En cualquier caso, el entorno no nos ha parecido que cumplía los requisitos de un Parque Nacional, al menos, como nosotros lo entendemos y el parque, tal vez por el día tan gris que hacía, no era tan atractivo como esperábamos.

Hemos realizado 2 recorridos diferentes andando con cuidado de no mojarnos demasiado los pies, hasta que nos hemos aburrido un poco y nos hemos vuelto para comer en un restaurante que había en la entrada. Esa era nuestra intención, porque después de 40 minutos de estar esperando a que nos sirvieran, y a la vista de que todavía había gente delante nuestro por servir y todos muy cabreados por la larga espera, hemos comprado una patatas fritas y frutos secos, y nos hemos puesto a esperar al autobús de vuelta a Cuenca.

Para alegrarnos un poco el fin de día, hemos elegido un restaurante para cenar su especialidad de "cuy", porque en Ecuador todavía no lo hemos probado y queríamos saber en que país se come el mejor. Pues bien, aunque éste era mejor que el de Colombia, sin lugar a dudas el que más nos gusta es el de Arequipa en Perú.

De vuelta al hotel, nos ha llegado una noticia que confirma una vez más, la buena suerte que tenemos con las calamidades naturales. El volcán "Tungurahua" en el que estuvimos hace 9 días ha entrado en erupción, con grave riesgo para los habitantes de "Baños", el bonito pueblo que se sitúa en su ladera. Es el volcán que se puede ver detrás mío en la fotografía de abajo. Comentaba con Carmen la gran suerte que tenemos de huir de los sitios en el momento oportuno y de lo poco que ha servido el tapón que le pusieron a este volcán para hacerlo más seguro. Hemos ido por delante de: terremotos, supertifones, tsunamis y más desastres naturales, pero nos faltaba una erupción en toda regla, pues bien, ya la tenemos en nuestro historial.

"Ir al diario de ese día"

Desplazarse en autobús en Ecuador es un auténtico martirio. Es verdad que no tienes que esperar prácticamente nada para subirte a él porque hay mucho servicio y barato, pero lo que no sabes es cuando te vas a bajar. Salir del punto de origen cuesta muchísimo, porque se va deteniendo por todas las calle intentando captar viajeros, de camino entra en la principales ciudades por mucho que le llaman ¡¡¡ servicio exprés !!! y cuando va llegando al destino, va parando en todos los lugares que les vienen bien a los viajeros que se quieren bajar y en algunos casos como hoy, con no más de 20 metros de separación entre 2 paradas. Así que nunca sabes cuando vas a llegar.

Y cuando como hoy hemos utilizado 2 autobuses para ir Ingapirca y otros 2 para volver a Cuenca, el viaje ha sido insoportable, porque además vas acompañado de ¡¡¡ música pachanguera a tope !!! y de la gente que se te sienta encima en las curvas porque también se viaja de pie. Todo ello para llegar a un yacimiento arqueológico por llamarle de alguna forma, que debe ser el mejor conservado del país. Yo creo que más que bien conservado estaba bien restaurado, porque casi todo parecía nuevo, al menos desde fuera, que ha sido donde nos hemos quedado porque no hemos querido pagar un billete que nos costaba 3 veces más que a un ecuatoriano. Y es que ya está bien de ¡¡¡ robar !!! y lo digo aún teniendo en cuenta que 6 $ por persona es muy poco dinero para nosotros, pero "Ingapirca" no los vale ni mucho menos. Si lo consideran un tesoro que se lo guarden, pero que no piensen que somos tontos, extranjeros sí, turistas tal vez, pero idiotas no.

Además lo poco que había allí, lo hemos podido ver perfectamente desde fuera del recinto, cuando íbamos a admirar algo que para nosotros ha tenido mucho más valor y que no nos han cobrado: la cara del inca. Una ladera rocosa que tenían los perfectos trazos de una cara, de ahí su nombre.

Así que nos hemos pasado cerca de 6 horas de autobús entre ida y vuelta para estar escasamente 1 hora en Ingapirca. Está claro que esta zona de Ecuador no nos ha gustado lo suficiente para recomendarla, salvo el estupendo restaurante "Akelarre" al que hemos vuelto hoy para cenar ,y si anteayer nos encantó, hoy nos ha parecido ¡¡¡ sublime !!! tanto por la calidad de la carne como del punto exacto de cocción ¡¡¡ gracias Íñigo !!! por habernos dado los mejores momentos de Cuenca.

Después de despedirnos de lo que más nos ha gustado de Cuenca: el "Hotel Inca Real" y su restaurante "Akelarre",

hemos cogido un autobús de vuelta a Guayaquil, que en 4 horas nos ha dejado en la terminal terrestre. Teníamos la mayor parte del equipaje en el "Hotel Rizzo" que amablemente nos lo habían guardado sin ningún coste durante estos 3 días que hemos estado fuera, y mañana de nuevo volveremos a dejarlo esta vez por los 10 días que estaremos en las islas Galápagos.

Por la tarde hemos salido a dar una vuelta por el "Malecón" porque es una zona muy agradable para pasear. Además siempre corre una brisa que reduce la sensación de calor que hay con tanta humedad. Antes ya dije que Guayaquil nos había gustado más de lo que pensábamos y de lo que habíamos oído acerca de ella. Se dice que es una ciudad muy peligrosa, aunque nosotros no hemos tenido una sensación de peligro mayor que en el resto de grandes ciudades. Eso sí, cuando anochece no queda en la calle prácticamente nadie y esto sucede antes de las 7 H. de la tarde, por lo que hay que cenar muy pronto para volver al hotel por si acaso.

Mañana por fin nos vamos a las islas y esperamos que se cumpla todo lo bueno que hemos leído acerca de la naturaleza virgen que hay allí. Es el principal objetivo de todo el viaje a esta zona de América del sur, por lo que tenemos mucha ilusión por ver que nos deparan las Galápagos.

En un avión de las líneas aéreas de Galápagos "Aerogal", hemos cubierto los 1.200 Km. que separan el archipiélago de las Galápagos, del continente. La duración del vuelo ha sido de 1H 50 min. y nada más aterrizar ya hemos tenido el primer altercado en las oficinas de entrada. Había 2 colas de acceso una para residentes ecuatorianos y otras para extranjeros. Los ecuatorianos pagan 6$ por persona y los extranjeros 100$ por entrar en las islas y claro, han empezado a introducirse en nuestras filas haciendo que no avanzáramos, llamando además a sus amigos para que se les unieran. Me he cabreado y he empezado a llamar a gritos a la policía para que desalojara a los intrusos, recordándoles cuando han llegado que nosotros pagábamos 16 veces más y que por lo menos se nos respetara aunque fuera un pocquito. Como siempre la cola de extranjeros me miraban como si estuviera loco por protestar, pero después de lidiar la cola del "Taj Mahal" en India con los "Fast pass" de los guías hindúes, esto ha sido coser y cantar.

Cuando por fin hemos conseguido cruzar la entrada, tras pagar religiosamente 200 $ por los 2 y por ser según parece unos ¡¡¡ turistas adinerados !!! para el gobierno ecuatoriano, nos han llevado en autobús por la isla de "Baltra" hasta un pequeño ferry que nos ha cruzado a la isla de "Santa Cruz", donde en un taxi y después de 40 kilómetros de carretera, hemos llegado a "Puerto Ayora" la principal ciudad de la isla. Estamos hospedados en el hotel "Red Booby " quienes después de ver este proyecto de "Viendomundo" tuvieron la delicadeza de hacerme un descuento de más del 50% según el precio que me habían tarifado inicialmente, cosa que realmente es de agradecer. Pero la sorpresa ha sido cuando hemos llegado al hotel y lo hemos visto. Pensábamos que sería un gran hotel y por las fotos así lo parecía, pero la realidad es que el precio incluso el rebajado que pagamos está muy por encima de la calidad que tenemos. Pero esto debe ser lo normal en estas islas en las que está todo disparado. Los precios de las excursiones, los restaurantes, hoteles y todo está pensado para el turista con precios desorbitados, sobre todo, porque la calidad que se aprecia en todo lo que se ve es ínfima.

Por la tarde y después de una tromba de agua, nos hemos acercado a la tan conocida "Estación Científica Charles Darwin" que con ese nombre parece importantísima, y tal vez lo sea para los investigadores, pero para el visitante es como un pequeñito zoológico y además en avanzado estado de decadencia: unas cuantas tortugas gigantes que se estaban peleando entre ellas, muchas pequeñitas y 2 iguanas, todo ello rodeado de oficinas, muuuuuchas oficinas.

Mañana haremos una excursión por los alrededores esperando ver algo mejor que lo de hoy y pasado mañana otra, con destino a la isla "Bartolomé", que según algunas fotos que he visto tiene unos preciosos paisajes. Mala entrada en Galápagos y muy mala primera impresión, que seguramente mejorará porque en caso contrario con los precios que tiene todo aquí se nos puede ¡¡¡ atragantar !!! el archipiélago entero.

Hoy la cosa ha mejorado un poco, aunque no mucho porque hemos ido en una excursión en la que una mujer americana que viajaba sola y de una gran obesidad, tanta que tenía que ayudarse de un bastón para poder andar, se ha empeñado en querer ver todos los sitios del itinerario del tour incluidos los de difícil acceso, lo que nos ha retrasado tanto, que no hemos podido ir a todos los destinos del programa por falta de tiempo.

Es cierto que el guía le ha estado echando indirectas para que se olvidara de ir a determinados sitios como el llamado "La Grieta" y que nos esperara hasta la vuelta, pero ella sonriendo continuamente y repartiendo ¡¡¡ gracias !!! a todo el mundo, se hacía la sorda. Por la dificultad de acceso había que estar ayudándole continuamente y parando para que descansara, lo que nos ha llevado mucho más tiempo del esperado.

No sé de quien es la culpa, si de la agencia organizadora por introducirla en el grupo o de los empleados que han querido terminar puntualmente la excursión a costa de saltarse un destino, que no se sí merecía la pena o no y que nunca lo sabré. Puede parecer poco solidario lo que estoy diciendo, pero realmente nosotros no tenemos la culpa de males ajenos y resulta también un poco cómodo por parte de la americana, valerse de los demás sin importarle estar causando trastornos al resto. Es como si yo me empeñara a acompañar a Edurne Pasaban a subir alguno de los 8 miles. Es fácil entender que no me dejarían porque seguro que sería un estorbo.

Un buen baño en un bonito entorno como el de "La Grieta" nos ha dado un poco de fuerzas para continuar con la penitencia de hoy y hemos ido a ver algunos pelícanos, iguanas y leones marinos, a quienes uno se podía acercar bastante. También hemos realizado snorkel con un fondo no muy agraciado pero con grandes peces que no parecían asustarse de nuestra presencia.

En definitiva, un día que podría haber sido mejor, pero que una parte del mismo la hemos dedicado como quien dice a ¡¡¡ labor humanitaria !!! de forma obligada. Mañana iremos a visitar la alejada isla "Bartolomé" en la que esperamos tener mejor suerte que hoy y en donde los paisajes deben ser espectaculares.

Cuando nos comentaron que la isla de Bartolomé, tenía el 2º paisaje más bonito del planeta, lo tomamos como un reclamo publicitario para justificar el excesivo importe que las agencias de viajes cobran por una excursión de un día, desde esta isla de Santacruz. Pues bien, después de haber estado allí, creo que estaban en un error. Para mi gusto y esto es siempre subjetivo, es el paisaje más perfecto y espectacular de todos cuantos he visto y son unos cuantos en mis 6 años de deambular por el mundo.

El paisaje culmina en una playa que de nuevo me parece realmente la mejor en la que he estado, por fuera la fotografía creo que lo dice todo, bañarte con unas simples gafas y un tubo, te permite seguir a rayas y tortugas si tienes suerte, y estar entre grandes bancos de peces tropicales de considerable tamaño. En la playa estás prácticamente sin gente sobre la arena dorada, porque está controlado el número máximo de accesos a la isla y además hasta la temperatura del agua colabora para que no quieras abandonar su mar azul.

Muy temprano por la mañana, cruzábamos la isla de Santa Cruz para embarcar en la zona norte con destino a "Bartolomé". Un grupo de 12 personas de diferentes nacionalidades entre los que imperábamos los de habla hispana, porque también de otros países hablaban el español, hemos partido en un embarcación que a simple vista no daba muy buena impresión por la cantidad de años que debía tener. Y de hecho, al poco rato ha empezado a meter un ruido extraño que ha obligado a reducir la velocidad hasta que lo han arreglado. Ello ha ocasionado que en lugar de 2 1/2 h. hayamos tardado 3 h. en llegar a nuestro destino, con una climatología relativamente buena y con poco sol.

Ya en la isla, el guía nos ha ido explicando mientras subíamos a un mirador, los tipos de lava, la formación de los túneles, etc., aspectos que ya conocíamos de nuestra visita anterior a Hawaii, por lo que yo estaba más a lo mío de sacar fotografías, ya que todo me parecía digno de dejarlo plasmado.

La vista desde el mirador, era espectacular, impresionante y todos los calificativos que uno se pueda imaginar. Un paisaje que se ha convertido en el icono identificativo de las Islas Galápagos y no es para menos. De vuelta a la base de la isla, nos hemos dirigido a una bellísima playa sin gente, donde durante un buen rato hemos hecho snorkel y disfrutado de la fauna tanto marina como de: pingüinos, lobos marinos, etc. que estaban en las rocas cercanas al famoso pináculo de piedra, característico en el paisaje.

La vuelta ha sido bastante peor. A mitad de camino y después de estar un rato acompañados de los amables delfines que parecen querer colaborar en que el trayecto se te haga más agradable, ha empezado a diluviar y todo el resto del camino lo hemos tenido que hacer guarecidos dentro del barco. Pero salir del barco ha sido toda una odisea, debíamos trasladarnos en bote neumático hasta el muelle y hemos llegado totalmente calados. Incluso desde el autobús hasta el hotel también ha sido un tramo complicado, porque entre carrozas que celebraban una cabalgata de bellas señoritas aspirantes a ¡¡¡ mis Galápagos !!! que estaban totalmente caladas, pero eso sí, muy sonrientes, hemos conseguido llegar a nuestro refugio para darnos una ducha caliente.

Un precioso día que en algunos momentos iniciales hemos cuestionado si habíamos hecho bien en apuntarnos a la excursión, pero que después de haber estado, ni nos imaginamos lo que hubiera sido perdernos esta maravilla de la naturaleza.

Hoy hemos pasado el día sin excursiones organizadas. Nosotros por nuestra cuenta nos hemos acercado andando durante cerca de 1 hora hasta la "Bahía de las Tortugas", por un sendero muy bien señalizado y lleno de unos preciosos cactus muy altos y con un curioso tronco. Hay 2 playas en la bahía y muchas iguanas marinas. En la primera playa las fuertes corrientes aconsejaban no meterse al agua, mientras que la segunda, era un manglar sin ninguna ola.

Mientras caminabas por la arena de la playa, te ibas cruzando con numerosas iguanas que o bien salían del mar o volvían de la zona caliente de la arena para volverse a mojar. Son animales asustadizos y las crías corrían buscando la protección de sus padres quienes permanecían quietos como postes. Este tipo de encuentros con los animales nos gustan mucho más que los que puedes tener en los tours, en los que los animales parecen estar en un escaparate para que les tomes fotografías. Hoy concretamente, parecía que compartías playa con las iguanas, sus residentes habituales, y cuando estabas tumbado pasaban por delante tuyo, eso sí, en cuanto te movías un poco salían corriendo y la verdad es que corren bastante rápido.

Un agradable baño con una temperatura de agua ideal y lectura a la sombra de los manglares porque el ligero sol que había quemaba mucho, ha sido la principal actividad de hoy. Mañana cogeremos una pequeña avioneta que nos llevará a la isla "Isabela" para pasar otros 3 días allí, visitando los numerosos volcanes que hay.

Estar en las islas Galápagos conlleva aceptar una serie de situaciones que difícilmente en nuestro país de origen las asumirías sin ¡¡¡ montar en cólera !!! y plasmar además varias líneas de protesta en los libros de reclamaciones. Pero estamos en Ecuador y ya se sabe como son estos países. En primer lugar ayer a última hora, cuando en la recepción del hotel les indicamos que hoy íbamos a necesitar un taxi para ir al aeropuerto, nos comentaron que deberíamos salir muy temprano por la mañana, porque como debíamos cruzar un estrecho canal en ferry hacia la isla de Baltra, donde está el aeropuerto y éste, sólo lo cruzaba el ferry en función de la llegada y salida de aviones regulares con el continente, caso que no era el nuestro, porque nosotros íbamos a otra isla en avioneta. Así que nos deberíamos amoldar a estos requerimientos. Además, después de cruzar el canal teníamos que coger un autobús que nos llevaría al aeropuerto y funcionaba de igual forma que el ferry, es decir, en función de los aviones regulares y no de avionetas como la nuestra, no existiendo alternativas de taxis porque en Baltra no los hay. Y claro está, en la compañía "Emetebe" con quien volábamos, no nos habían dicho nada de estos problemas, sino sólo que estuviésemos a una determinada hora en el aeropuerto.

Así que siguiendo los consejos de amoldarnos y con bastantes horas de antelación nos hemos presentado en las oficinas de la compañía en el aeropuerto, donde nos han dado los pasajes de embarque y una hora de presentación en la puerta. Después de una larguísima espera nos hemos presentado a la hora establecida y nos han dicho que había habido una confusión y que volviéramos 1 hora después. Entonces a la vista del tiempo que nos quedaba, nos hemos marchado a comer a la cafetería y nada más hacer el pedido, no habían pasado 2 minutos cuando por megafonía nos han avisado de presentarnos rápidamente para el embarque. Cuando hemos llegado, les he hecho saber que me habían dado una hora de presentación y que me habían fastidiado la comida, a lo que han aducido que como estábamos todos los pasajeros íbamos a salir antes de la hora prevista.

¡¡¡ Antes, ya... !!! Después de cerca de 1 hora esperando para embarcar en la que un joven se ha dedicado a buscar a un pasajero que faltaba mirando por entre la gente y ¡¡¡ sin usar la megafonía !!! . El caso es que ha tardado una eternidad en encontrarlo porque estábamos una muchedumbre de todas las compañías revueltos. Al final los 9 pasajeros hemos conseguido salir en la avioneta con destino a la isla de Isabela.

Ya en el aire y viendo la preciosidad de islas y playas se te olvida la total desorganización que hay, pero hay que reconocer que las islas Galápagos tienen un problema y es que están en Ecuador. Al estar consideradas como Patrimonio de la Humanidad, igual era mejor que la gestionara otro país: Francia o EEUU, que de estas cosas saben mucho y sería mejor para todos. En definitiva, la situación actual es de un desastre de servicios y de infraestructuras, un concepto erróneo de guardar el precioso ecosistema, quemando muy mal los viejos motores de las embarcaciones que contaminan mucho más que el ¡¡¡ denostado turista culpable de todo !!! al que apuntan todas las advertencias que se pueden ver por los anuncios de las paredes de no maltratar Galápagos, pero eso sí, los precios que se pagan son de máximo nivel.

Hemos llegado a Puerto Villamil en la isla Isabela y lo primero que han hecho es cobrarnos una tasa municipal del 10 $ cada uno, por entrar en un pueblo que parecía fantasma porque no había nada, ni taxis en el pequeño aeródromo. Gracias a que una joven que había ido en uno de los pocos que hay a buscar a un amigo, nos ha dejado subir. Yo claro está, con las maletas fuera en la caja del pick up, al estilo de los granjeros del oeste americano. Así es todo en este país.

Nos han recibido en el "Hostal Insular" donde tenía reservada habitación y les ha extrañado que hubiesemos llegado por nuestra cuenta, porque según nos han dicho, habían enviado un taxi a recibirnos. Será que se habrá perdido por el camino, ¡¡¡ como Puerto Villamil es tan grande !!! Por la tarde hemos alquilado unas bicicletas para visitar unos humedales en los que se sitúa el "Muro de las Lágrimas" y que debe ser una visita obligada aquí. Pues bien, cuando ya llevábamos 1/2 hora de camino ha comenzado a llover de tal forma, que nos hemos tenido que dar la vuelta, llegando al hotel totalmente calados. Una vez más y ya no nos extraña desde que estamos en Ecuador, nos hemos duchado de forma natural. Da igual, que sea en el interior del país, en la costa e incluso en las islas, ¡¡¡ siempre llueve !!! y nos calamos todos los días, así que he agarrado uno de mis auténticos catarros.

Hoy ha sido de andar. Eramos un grupo heterogéneo en el que había: una japonesa, una pareja argentina/ecuatoriano, varios alemanes y hasta una chica de Logroño que estaba haciendo un "Voluntariado" en la isla de San Cristóbal y que había aprovechado para conocer esta isla. Comandados por un guía que es obligatorio contratar y que lo único que parecía preocuparle era que eligiéramos un nombre para el grupo, al que Carmen le ha puesto el nombre de ¡¡¡ los pinguinos !!! hemos salido primero con dirección al volcán "Sierra Negra". Hay 5 volcanes en la isla, todos activos, aunque de forma tan tenue que sólo se pueden apreciar algunas pequeñas fumarolas en la lejanía. Hemos andado por el enorme cono de 8 Km. de circunferencia del "Sierra Negra" sin bajar al interior porque la lava es relativamente reciente y peligrosa debido a que se rompe con mucha facilidad.

De allí, hemos tomado una ruta que nos llevaría hasta el "Volcán Chico" que es una cadena de pequeños conos en el que sobresale uno en particular por su belleza. Para llegar hasta él, hemos tenido que atravesar un paisaje lunar lleno de lava de los tipos hawaianos: 'A'a, que es la áspera y puntiaguda formada por gases que la quiebran , y la "Pahoehoe" que es la que solemos ver que desciende lentamente con ríos incandescentes por las laderas de los volcanes y que los gases no han conseguido romper, creando unos mares ondulados de lava muy lisa y dura.

Cuando hemos llegado al "Volcán Chico" el espectáculo era precioso. Había conos rotos en el que predominaba un color rojo muy vivo que le daba un carácter impresionante y como si fuera de otro mundo. Pero en Galápagos para ver cosas interesantes tienes que pagarlas de alguna forma y en dos sentidos: bien con dinero, o diríamos en especie. Una lluvia torrencial que ha inundado el sendero de vuelta ha sido el precio de hoy. Más de 2 y 1/2 h. andando o mejor dicho chapoteando sin parar por un camino impracticable, totalmente calados como yo no recuerdo haberlo estado nunca. En total una bonita caminata de 5 horas que de no haber sido por la lluvia en el regreso, habría sido perfecta por el espectacular entorno.

Está visto que aquí los días duran 6 horas, porque después de las 14:00 H. lo mejor que puedes hacer es meterte en el hotel y esperar al día siguiente sin salir o saliendo sólo para cenar. Todas las tardes llueve y mucho. No son simples chaparrones que después de unos minutos paran. Aquí duran toda la tarde.

Mañana hemos contratado otro tour, pero sólo en este tramo de horas que parece que son las más secas. Iremos a bucear un poco y ver los tiburones tintoreras que parece ser que se introducen en unos canales naturales bastante cercanos la isla y si tenemos suerte nadar con alguna enorme tortuga marina.

Desde que estamos en Galápagos hoy ha sido el primer día que no ha llovido. La excursión que hemos realizado ha estado mejor de lo que esperábamos en un principio, porque se han retrasado más de 1/2 hora en venir a buscarnos y nos han mantenido rígidamente controlados, como si estuviésemos prisioneros en un campo de concentración, prohibiéndonos terminantemente salirnos del camino marcado, o como si fuéramos un rebaño de borregos a los que el perro guardián debe conducir sin que se desmanden. Incluso han llamando la atención a un joven alemán muy educado al que ya conocíamos de ayer por apoyar un pie en una piedra para sacar una fotografía. Nuevamente, la forma peculiar que se tiene aquí de preservar el hábitat a costa del extranjero, confundiendo los riesgos verdaderamente importantes con los puro anecdóticos, ¡¡¡ me sublevan !!! cuando los propios foráneos con su contaminación ambiental de los decrépitos motores que utilizan en sus barcas, son los principales causantes de posibles males ecológicos, y no el que pone un pie fuera de un camino marcado.

Pero la naturaleza del lugar apabulla y te hace olvidar a veces las erróneas y hasta deplorables actuaciones de quienes parecen tener la batuta de ser los defensores del ecologismo, y hemos desembarcado en una de las islas Tintoreras para dar un corto paseo por unos bonitos lugares en los que predominaban los líquenes blancos y verdosos sobre rocas volcánicas, creando un curioso paisaje. Allí hemos podido ver de nuevo algún que otro pingüino, lobos marinos en su hábitat y miles de iguanas de todos los tamaños y edades, en lo que parecía ser un lugar de cría. Un estrecho canal en el que tiburones tintoreras cruzaban por una zona de escasa profundidad y perfectamente visibles desde fuera del agua, ha puesto el toque final de estar inmersos en auténtica vida salvaje y virgen.

La motora nos ha llevado a una zona de rocas para hacer snorkel. Hasta ahora lo que habíamos visto del fondo marino había estado bien pero sin ser nada especial. Hoy realmente hemos podido nadar entre gigantes tortugas marinas, una enorme raya tipo sartén y peces globo entre fondos coralinos, grandes erizos y estrellas de mar muy diferentes a las que estamos habituados a ver.

Una vez terminado el tour compartido con varias personas con las que ayer subimos a los volcanes y de quienes ya te puedes considerar casi como amigo de toda la vida, nos hemos ido a comer algo, para después acercarnos a un centro de cría de tortugas terrestres, viendo por el camino más iguanas y pelícanos y completando una agradable visita que transcurría por un precioso bosque cercano al pueblo de "Puerto Villamil".

Un agradable día en lo que lo principal ha sido la cantidad de iguanas que hemos visto y las grandes tortugas y rayas con las que hemos nadado.

Mañana volaremos de nuevo con "Emetebe" cambiando de isla y nos dirigiremos a la de "San Cristóbal" para realizar la última etapa de visitas a las Galápagos.

En una pequeña avioneta hemos sobrevolado durante 40 minutos pequeños islotes hasta llegar a la isla de San Cristóbal. Estos cortos viajes los consideramos como una auténtica atracción, porque al volar a baja altura los paisajes que se te presentan son espectaculares. El coste del pasaje es asumible y desde luego más barato que muchas excursiones de día, en las destartaladas motoras.

Cuando hemos llegado al aeropuerto de "Puerto Baquerizo" que es la principal ciudad de isla de San Cristóbal y centro administrativo de todo el archipiélago, nos hemos encontrado con que sólo había un taxi y ya ocupado, así que echándole un poco de cara les he pedido a los pasajeros para que nos dejaran subir en la caja exterior del pick up, y allí hemos ido una vez más, disfrutando del aire hasta llegar al hostal "Casa Laura" donde por primera vez en todosñlos años que llevo viajamdo, nos hemos encontrado con la sorpresa de que no tenían nuestra reserva. Les he presentado la confirmación que me había enviado "Hostels.com" con quienes la había realizado y no hemos tenido problema porque les quedaba una habitación disponible.

La tarde la hemos dedicado a organizar las visitas de los 2 próximos días, con la imposibilidad de ir a la isla "La Española" de la que teníamos muy buenas referencias, porque según nos han dicho, hace ya 3 años que no hay servicio desde esta isla. Como todo funciona con permisos de entrada, parece que ahora no se tiene aquí. Otro de los errores de Lonely Planet, que dice existir la posibilidad de desplazarte desde la isla de San Cristóbal.

Después nos hemos acercado al cerro de "La Tijeretas". Un bonito sendero costero que te permite ver una colonia de fragatas, un paisaje costero y una preciosa puesta de sol. Y como casi siempre, esto lo pagas con un chaparrón en plena naturaleza que durante la hora que tardas en volver, te pones de agua como si te hubieses caído a una piscina. Pero ya hasta nos estamos acostumbrando. Por lo menos y en previsión no solemos llevar la documentación sino sólo algo de dinero, el cual lo tenemos que extender para que se seque. Carmen siempre lleva los mismos billetes porque son como para solucionar imprevistos y ya es la 4ª vez que han sufrido el diluvio y aguantan en perfecto estado. Así que dice que le escribirá a Obama felicitándole por la moneda que emiten que seguro que es de mejor calidad técnica que nuestros euros.

Profundos fondos marinos, enormes tortugas, grandes tiburones martillo y tiburones tintoreras, nos esperaban en la gran roca "León Dormido", nombre puesto porque su perfil dicen que lo recuerda, aunque nosotros nos ha parecido que se asemejaba más a un perro pequinés tumbado. Pero claro, el nombre que le han puesto impacta mucho más que el nuestro.

Después de alquilar una cámara fotográfica para la ocasión, de marca desconocida y que después ha resultado ser un fiasco, porque ni la pantalla era capaz de reflejar la imagen a sacar por su poca luminosidad lo que obligaba a disparar a ciegas, continuas condensaciones en el objetivo sacaban borrosas imágenes y su corto alcance, ha originado que prácticamente no haya podido plasmar el impresionante hábitat en el que hemos estado sumergidos.

Cuando salíamos del puerto, un fuerte aguacero nos ha acompañado durante un buen rato con el presagio de que nos iba a fastidiar el día, pero ha parado de llover y un fuerte sol que quemaba, ha tomado el mando durante el resto de la jornada. A veces no sabes si es mejor que llueva o que haga sol, porque en ambos casos son de tal intensidad que los hace muy molestos.

Cuando hemos llegado a la impresionante roca que está partida y por la que se forma un estrecho canal con fuerte corriente, hemos entrado en el agua azul provistos de trajes de neopreno ante la cantidad de pequeñitas medusas al parecer inofensivas, pero que nos han aconsejado protegernos por si acaso. Dentro del canal natural, hemos podido comprobar como a bastante profundidad se movían grandes tiburones martillo que impresionaban por su tamaño. Con la orden de no aletear para no molestarlos nos han pasado varias tintoreras y multitud de tortugas que no parecía preocuparles nuestra presencia, porque se acercaban y te permitían nadar a su lado.

De vuelta a la embarcación, nos han llevado a otra nueva motora que había venido como consecuencia de algunos problemas de motor que ya habíamos detectado en el viaje de ida. Estos cambios y problemas en las embarcaciones son continuos. Un grupo de jóvenes chilenas que conocíamos de las anteriores islas, nos comentaron que ellas en unos de los viajes largos entre grandes islas, y que nosotros lo hemos hecho en avioneta, se habían quedado paradas en mitad del mar con los equipaje incluidos, a la espera de que consiguieran arreglar los motores de nuevo y poder continuar a su destino. En nuestro caso en las 2 ocasiones que hemos ido a otras pequeñas islas en embarcaciones, en ambas hemos tenido incidencias.

Después de tomar una ligera comida, una segunda visita al canal en el que había bajado algo la marea y en el que la corriente tenía aún más fuerza, hemos vuelto a observar el fondo, no viendo esta vez más que tortugas y sólo un tiburón martillo.

De vuelta, una parada en una playa para bañarnos una vez más y disfrutar de un entorno en el que los lobos marinos te acompañan y se te quedan mirando como preguntándote ¡¡¡ que coño haces allí molestándonos !!! ha completado un bonito día, pasado e un entorno virgen y con grandes profundidades marinas que sobrecogen por el tipo de vida que se desarrolla en ellas.

Último día de visitas en las islas Galápagos y poco interés en lo que hemos visto. Las "Tierras Altas" como denominan a la zona central de la isla donde se concentran las montañas, ha sido nuestro destino para terminar de ver la isla de San Cristóbal. Un taxi cargado con un par de bicicletas nos ha llevado primero al mirador de "La Soledad", desde donde se tenía una bonita vista de la roca "El León Dormido" en la que estuvimos ayer.

Después hemos continuado nuestro recorrido hasta el cerro "El Junco", una laguna de agua dulce que es la única existente en todo el archipiélago. Lo curioso es que se sitúa en el cono de un volcán y en uno de los lugares más altos de la isla. Según dicen las fragatas suben a esta laguna a limpiarse el plumaje.

Desde allí ya veíamos como se acercaban los habituales nubarrones que han empezado a barrer de lluvia todo el contorno, alcanzándonos cuando en el coche nos dirigíamos a "Puerto Chino", una playa que según nos habían dicho era espectacular.

Pues bien, después de esperar a que parase de llover, hemos ido descalzos y en traje de baño por un precioso sendero de roca volcánica esmerilada, de los que hay varios en esta isla y sobre el que se puede andar sin ningún riesgo. El problema estaba al final del mismo cuando entrabas en la playa en la que te estaban esperando todos los mosquitos del mundo y que nos ¡¡¡ han echado !!! de allí, porque a Carmen le picaban sin parar. De vuelta, nos hemos encontrado con 2 personas mayores, una de ellas china, que me ha levantado la moral. Nos ha dicho de forma casi ininteligible que había nacido en Hong Kong, pero que llevaba 40 años en Quito. Lo curioso ha sido que después de tantos años hablaba el español mucho peor que yo el inglés, hasta el punto de que yo en algún momento he cambiado a éste para ver si éramos capaces de entendernos, lo que nos ha costando bastante. Su compañero nos ha dicho que el chino se había perdido al intentar ir a la playa, cosa bastante difícil porque sólo había un camino. El chino de Hong Kong se reía y mascullaba algo que no parecía que fuera en chino y que no se le entendía.

Ha comenzado de nuevo a llover y nos hemos vuelto a Puerto Baquerizo en el taxi y sin usar las bicicletas, porque entre el piso mojado, la lluvia y que todo era cuesta abajo, había grandes posibilidades de alguna caída.

Cuando estábamos cenando, nos hemos vuelto a encontrar con los mismos señores a quienes les acompañaba otro más. Hemos estado hablando y éste último nos ha dicho que tenía un yerno vasco y que vivía en "Concepción", frontera con Francia. Le he comentado si realmente no sería "San Sebastián", a lo que ha respondido que sí, que ya le parecía que se estaba confundiendo y que tenía un nieto con nombre vasco pero que no era capaz de pronunciarlo. Entonces su compañero muy serio, le ha propuesto que se quitara la dentadura para poder decirlo mejor, y no lo hacía en broma, sino que le daba una idea intentando ayudarle. Curiosos personajes que conoces en los confines del mundo y que nos han hecho pasar un rato muy agradable.

Mañana volvemos al continente, de nuevo a Guayaquil, para desde allí tomar la "Ruta del Sol" por la costa, y conocer algunos pueblos típicos de esta zona distinta de Ecuador.

Día de transición dedicado a viajar de las islas Galápagos al continente. Hemos salido a la 1:30 H. de la tarde más 1 hora que se debía retrasar el reloj por diferencia horaria, llegando a las 4:30 H. a Guayaquil. Cuando descendíamos por encima de la ciudad, hemos podido ver bastantes zonas inundadas porque según nos ha dicho el taxista llevaba varios días lloviendo. Hablando con el mismo taxista que conocía Barcelona porque tenía hijas trabajando allí, le hemos comentado que mañana pensábamos ir por la "Ruta del Sol" a la costa, a lo que ha respondido que lo veía un poco difícil, porque desde mañana sábado hasta el martes próximo, eran días festivos por carnavales y todo el mundo abandonaba Guayaquil con destino a las playas.

Cuando hemos llegado al "Hotel Rizzo" en donde teníamos el equipaje guardado y dormimos esta noche, hemos preguntado si habría alguna posibilidad de ir a "Manta" ciudad que está en la costa y desde donde volaremos a Quito dentro de 4 días, por lo que de algún modo teníamos que llegar allí. Nos lo han puesto difícil porque parece que las noticias habían difundido que ya hacía varios días que no quedaban billetes en los autobuses para esos destinos. No obstante, nos han recomendado acercarnos a un servicio de microbuses llamado "Manta Exprés" por si les quedaban alguna plaza libre.

Una vez más, cuando la situación aprieta nos hemos ¡¡¡ puesto las pilas !!! y sin deshacer las maletas hemos salido del hotel a la búsqueda de un taxi para ir a las oficinas de la empresa "Manta Exprés", cosa que nos ha costado bastante porque como llovía y además era viernes, no había libres.

Cuando hemos llegado a la oficina, nos han comunicado que sólo quedaba un asiento libre por lo que no se nos solucionaba el problema. Pero hemos tenido la suerte de que había allí una señora que tenía pagados 2 billetes que no podía utilizarlos, porque según nos ha dicho, su compañera había tenido un derrame. No hemos querido profundizar en el tipo de derrame que era y le hemos comprado los billetes. El sistema de compra consistía en que pagas el precio de los asientos en la oficina y te apuntan los nombres en una lista sin darte recibo ni billete con el que poder acceder al vehículo. Por otra parte, la oficina no quería cambiar los nombres de la lista, diciendo que viajáramos en nombre de ellas. Por parte de Carmen no había problema, pero cómo le iba a decir al chófer cuando pasara lista, que yo era "Bibiana Moreno", porque ese era el nombre que aparecía en la lista. A la cola que estaba esperando les ha hecho gracia este comentario de que tuviera que pasarme por "Bibiana" y han presionado a la de la oficina hasta que ha tenido a bien cambiar los nombres de ellas, por los nuestros. Y no he querido decir nada acerca del cachondeo del chofer si hubiera tenido que explicarle lo del derrame como causa de la sustitución, porque ese nombre parece ser que aquí se utiliza para la menstruación y debía de ser lo que les hacía tanta gracia a las señoras que estaban detrás nuestro en la ventanilla.

Solucionado este problema, aún nos quedaba encontrar hotel en "Manta" para por lo menos la noche de mañana. En Internet no quedaba ninguna habitación libre en hoteles, hostales, hósteles ni pensiones, por lo que he tomado la decisión de bajarme a la recepción del hotel con la guía Lonely Planet y probar suerte llamando por teléfono. Después de varias llamas infructuosas el recepcionista ha encontrado un hostal en el que ha nos ha reservado una habitación, por lo que mañana no dormiremos al raso. Da gusto los recepcionistas de este hotel que siempre nos han solucionado todo lo que les hemos pedido.

Al final siempre conseguimos solucionar los temas aunque sea en el último momento. Tenemos suerte o la perseguimos moviéndonos sin descanso hasta dar con la solución. Así que mañana saldremos para la costa para conocer esa parte de Ecuador que estará en fiestas de carnavales y podremos comprobar cómo los celebran los ecuatorianos.

Cambio de ciudad y gran parte del día lo hemos pasado en la carretera. Una vez más, para trasladarnos alrededor de 180 Km. hemos tardado más de 3 horas, a lo que ha habido que añadir otra 1/2 hora de retraso en la salida.

Está claro que aunque Ecuador es un país pequeño, su población vive en la carretera. Hay mucho servicio de autobuses y siempre van llenos de gente. Hoy además, como era el primero de una serie de 4 días de fiesta, los desplazamientos se han incrementado aún más.

Cuando hemos llegado a Manta, nos hemos encontrado con una ciudad fea ¡¡¡ hasta la saciedad !!! y eso que tiene mar y playas que siempre ayudan mejorar el paisaje. Eso sí, un gran ambiente si que lo había porque todo estaba abarrotado de gente. Nos hemos hospedado en el hostal "Manakin", el único en el que encontramos ayer mismo una habitación libre y rápidamente hemos buscado la "Oficina de Turismo" para ver que alternativas de movimiento teníamos. La guía de viajes no aclara bien la forma de llegar a las poblaciones de los alrededores y coger autobuses para visitas en el día se hace imposible por el tiempo que pasas en la carretera. También nos habían aconsejado no alquilar automóvil por el sobrecoste que introducen en el seguro, debido a la gran cantidad de robos de vehículos que hay.

Viendo que no nos gustaba "Manta" y que aquí no podríamos aguantar los 4 días que tenemos, hemos vuelto rápidamente al hotel para buscar algún hotel con habitaciones libres en "Puerto López", que por algunas fotografías vistas nos ha parecido la ciudad con más naturaleza de por aquí. Sólo hemos encontrado un Bed&Breakfast un poco alejado del pueblo, pero lo hemos reservado porque era la única opción posible de escapar de "Manta" y de la música discotequera que lo inunda todo.

También hemos conseguido contratar a un taxi que nos llevará mañana por la costa hasta el bonito pueblo según dicen, llamado "Canoa". Y de camino, conocer "San Vicente" y la "Bahía de Caráquez", por lo que pasaremos todo el día fuera y volveremos a media tarde a "Manta".

A veces nos entra el desánimo cuando nos encontramos con sitios que no nos gustan y éste concretamente nos recordaba a Torremolinos en los años 60, pero hemos conseguido darle la vuelta y barajar todas las opciones posibles que nos permitan mejorar la situación. Pasado mañana, nos marcharemos a "Puerto López" para después volver de nuevo a "Manta", pero sólo para coger el avión con destino a "Quito".

A las 9 de la mañana nos ha venido a buscar con su taxi "Isidro", un simpatiquísimo ecuatoriano con el que hemos pasado el día visitando los principales pueblos costeros del norte de Manta. Con un intenso tráfico en la carretera debido a los desplazamientos de miles de ecuatorianos a las playas por ser festivo, hemos decidido ir de tirón hasta "Canoa", que era el pueblo más lejano al que queríamos llegar e ir parando de vuelta en los lugares más interesantes. De esta forma como nos ha dicho Isidro, daríamos tiempo a que llegara la principal masa de coches a las playas y tendríamos más tiempo a la vuelta para visitarlas con tranquilidad.

Hemos tardado 2 horas en llegar a Canoa y ya había algunos problemas para entrar en el pueblo y es que los ecuatorianos intentan llegar con los coches hasta la misma arena, lo que origina atascos y algunas broncas. Nosotros hemos aparcado a la entrada y nos hemos acercado andando hasta la playa que era un auténtico hervidero de gente, chiringuitos, puestos de comida, artesanía y de aquello que puede ser vendido a bajo precio. Una extensa y peligrosa playa llena de troncos, cosas depositadas por las mareas y muchas piedras, nos ha recibido con música a un volumen estridente y en plena competición por ser al que más se le oía, ya que cada bar tenía su propio sistema de alta fidelidad, y como es natural, música distinta.

Increíble la forma en que la gente se echa a la calle con autenticas ganas de pasárselo bien, lo que aquí equivale a tener la música a tope. Por lo demás, Canoa me ha recordado cuando hace ya 30 años, las playas de las costas portuguesas estaban llenas de casetas de madera utilizadas para los domingos playeros. Canoa es igual, un sinfín de barracas y casas de madera destartaladas, que parecen ser del agrado de los surfistas y en donde hemos podido ver algo de turismo internacional.

Después hemos vuelto parando en Bahía de Caráquez, donde se ha construido el puente más largo de Ecuador, del que se sienten muy orgullosos, porque ha resuelto las varias horas de espera que tenían que hacer los coches para cruzar la bahía en una gabarra. Y de esta forma hemos ido visitando algunos pueblos más, que no tenían ningún interés para nosotros.

Un día sin más, en el que nos hemos esforzado por encontrar algo atractivo sin conseguirlo.

Menos mal que nos hemos acercado muy pronto al terminal terrestre en el que se cogía el autobús con destino a Puerto López, porque ya quedaban muy pocos asientos libres. Y es que es una auténtica locura lo de estos 4 días festivos llamados ¡¡¡Carnavalazo !!! Gente y más gente por todos los sitios, con problemas casi hasta para encontrar una mesa donde comer. Por la tarde, los miles de ecuatorianos que viven en las cercanías retornan a sus casas, llenando las carreteras con multitud de coches, furgonetas y viajando muchos de ellos en las cajas de los pick ups, amontonados y con niños. Es decir, todo lo que está prohibido hacer en nuestro país.

Con una hora de antelación nos hemos presentado en la estación para sacar los billetes con destino a Puerto López y hemos conseguido coger prácticamente los últimos asientos que quedaban. Un par de horas después de bajar por la carretera costera denominado "Ruta del Sol" llegábamos a un pueblo totalmente destartalado, al menos esa ha sido la primera impresión que hemos tenido. Cuando hemos bajado del autobús, Carmen lo primero que me ha dicho ha sido ¡¡¡ parece que estamos en una escena de película del oeste, cuando se llega a un pueblo fantasma en diligencia y donde ya no queda nada en pie !!! Pero había una gran diferencia: los miles de ecuatorianos que circulaban y la música de los chiringuitos a tope.

Nos hemos dirigido andando al "Hostal Tuzco " arrastrando las maletas por un camino sin asfaltar y llegando a ¡¡¡ otra de las mentiras fotogénicas !!! que aparecen en Internety que muestran ¡¡¡ la maravilla de las instalaciones de los hoteles !!! al igual que la fotografía de abajo en la que se muestra su piscina. La imagen es real, pero he preferido no mostrar la zona desde la que estaba yo sacando la fotografía, porque era incomprensible que pudieran coexistir 2 entornos tan dispares.

Después nos hemos acercado a la playa ¡¡¡ y que era aquello !!! un estruendo de diferentes músicas a un volumen estratosférico que te impedían hablar y escuchar a quien llevabas al lado. Miles de personas tiradas en la arena, entre botellas, vasos y bolsas de plástico, muchas de ellas vestidas porque la mayoría tanto hombre y mujeres, utilizan camisetas y pantalones encima de los trajes de baño y se meten en el agua con ellos. Nos imaginamos que tanta suciedad en la arena es exclusivamente consecuencia de estos días festivos, porque ni en Filipinas recuerdo haber encontrado tanta porquería en la playa.

Viendo la playa y el agua, no nos ha apetecido bañarnos y hemos estado andando por la arena esquivando de todo. Después de comer hemos vuelto al hotel porque al menos en la piscina, podíamos leer sin el ruido de la música aunque seguíamos oyéndola a lo lejos.

Al atardecer, hemos vuelto a la playa de la que ya se había marchado la mayor parte de bañistas y sentados en una terraza tomando una caipiriña, hemos podido disfrutar de un atardecer mucho más tranquilo.

Parece mentira que con apenas 8 kilómetros de distancia entre 2 playas se puedan ver 2 entornos tan diferenciados. La masificación de la playa de Puerto López contrasta con la belleza y la tranquilidad de la playa de "Los Frailes", donde el Parque Nacional de Machalilla brinda unos paisajes costeros espectaculares. Cuando ya pensábamos que toda la costa era un enjambre de playas sucias y abarrotadas nos hemos encontrado hoy con un entorno precioso y sollitario.

Después de desayunar hemos cogido una mototaxi que en 1/2 hora nos ha llevado hasta la playa de "Los Frailes" dentro del Parque Nacional, en el que ya se veían muchos coches aparcados. En la bonita playa había gente pero muy repartida por todo el contorno que tenía forma de herradura y se veía limpieza tanto en el agua como en la arena. Nosotros hemos preferido subir a un mirador porque se intuía una vista de todo el litoral y nos encantan los paisajes, sobre todo costeros. Y cuando hemos llegado arriba de la colina, lo que hemos visto no nos ha defraudado.

Estábamos solos y felices porque a la gente de aquí le gusta quedarse en la playa y además muy cerquita de la entrada, sin aventurarse a andar, por lo que el espectacular paisaje contemplado sin compañía nos ha dejado boquiabiertos y eso que el tiempo estaba nuboso y no ayudaba mucho en la nitidez de las formas que veíamos. Habíamos visto algunas imágenes anunciando la zona, pero la realidad superaba con mucho dichos anuncios realizados por un mal fotógrafo, porque era difícil no captar el encanto que tiene esta costa. Una bandada de cormoranes han puesto su granito de arena para embellecer todavía más la línea costera volando en perfecta formación.

Aunque el tiempo no acompañaba mucho, incluso empezando a caer unas gotas de lluvia, hemos seguido los consejos de un guarda del parque que nos ha recomendado realizar un paseo por un sendero, atravesando un par de playas hasta llegar a una de arena negra. Así pues durante un par de horas y prácticamente de forma solitaria, hemos pasado las playas de "La Tortuga" llamada así por la gran roca que tiene en el agua y que la recuerda, hasta llegar a la denominada "Prieta" o "Negra" en nuestro vocablo, que realmente no lo era tanto y desde la que se contemplaba la bahía y el pueblo de Machalilla.

Al fin hemos pasado un agradable día en la costa ecuatoriana y lo extraño es que no parece que le concedan mucha importancia a estos paisajes. Parece ser que nosotros no tenemos los mismos gustos que los autóctonos, porque hemos disfrutado principalmente de la belleza natural y sobre todo, de un maravilloso silencio sin música pachanguera.

Hoy pensábamos aprovechar toda la mañana visitando el cercano poblado de "Agua Blanca", pero como ha estado toda la noche lloviendo sin parar y continuaba por la mañana, Puerto López se había convertido en un lodazal y hemos preferido salir cuanto antes con destino a Manta donde al atardecer debíamos coger el avión con destino a Quito. En estos parajes todo es en grandes magnitudes, el sol abrasa y la lluvia enseguida crea inundaciones, ya que prácticamente no existen infraestructuras que permitan que corra el agua sin ocasionar problemas.

Así que, para evitar quedarnos atascados en este pueblo hemos contratado un taxi para que nos llevara cuanto antes a "Manta" y así tener la seguridad de encontrarnos cerca del aeropuerto. El taxi ha tardado algo más de 1 y 1/2 H. en hacer los 80 Km. que hay entre ambas poblaciones y la lluvia ha persistido durante todo el viaje.

En el aeropuerto hemos intentada coger un avión anterior que había de la misma compañía "Aerogal" pero no quedaban billetes disponibles y además ya había una lista de espera de 7 personas. No obstante, en el propio departamento de seguridad del aeropuerto, muy amablemente se han hecho cargo de nuestras maletas para que pudiéramos acercarnos a "Manta" y pasar allí las horas hasta la salida del avión.

Después de andar un rato por un centro comercial y a la vista de que había parado de llover nos hemos acercado a la playa, donde hemos alquilado una tumbona para leer con tranquilidad durante unas horas. Ha terminado saliendo el sol y cuando ya nos hemos cansado de pasar calor nos hemos ido a comer.

De vuelta al aeropuerto, la recuperación del equipaje ha sido bastante más problemático que el dejarlo. Habían cambiado las personas de seguridad y gracias a que la joven de la mañana me había dado un papel con el nombre escrito del nuevo funcionario, hemos podido después de estar antes con 3 personas, ¡¡¡ comenzar los trámites de recuperación del equipaje !!! Las medidas de seguridad son muy rígidas pero flaquean por otros lados, porque hemos terminado entrando nosotros dentro hasta donde estaban las maletas para recogerlas, cuando nos las deberían haber sacado sin dejar entrar a extraños dentro de las zonas de seguridad. En cualquier caso es de agradecer que nos hayan liberado de andar por "Manta" con los 40 kg. que pesan las maletas.

El vuelo ha sido sin incidentes, llegando a Quito ya de noche y marchando directamente al mismo hotel en el que estuvimos al llegar a Ecuador. Mañana nos queda otro día completo de viaje ya que primero volaremos a Bogotá (Colombia), para después de unas horas continuar a "Santa Marta" en la costa caribeña colombiana.

Después de haber pasado un mes en Ecuador, visitando lo que las guías de viajes aconsejan como atractivos del país, debo decir que pocas cosas nos han gustado, lo que en un balance global sitúa la visita que hemos realizado como poco recomendable, desde el punto de vista turístico, cuando en América del sur hay otros países que merecen mucho más ser un destino turístico. Y la realidad ha sido que salvo en las islas Galápagos y algunos jóvenes extranjeros en Puerto López, pocos turistas hemos visto.

Otavalo, Quito, el volcán Cotopaxi, Guayaquil, Baños, las islas Galápagos y el Parque Nacional de Machalilla, donde la naturaleza o la historia los han premiado con un notable, son excepciones, el resto muy poco tiene que ofrecer al visitante. Desde unas infraestructuras muy básicas, una gastronomía muy repetitiva en la que el arroz, las lentejas y los patacones (que los conocemos como banana frita) te acompañan a todas horas. Si a eso le añades el estratosférico ruido de música pachanguera, parecen que se han aliado para que salgas huyendo del país. En definitiva, tal como era nuestro país hace bastantes décadas y que en la actualidad nos parece incomprensible que nos pudiera gustar. Ecuador es el país donde se conoció la evolución, pero está claro que no es la de las costumbres y de la educación.

Alguien pensará que ¿Cómo puedo hablar así de Ecuador cuando está allí nada más y nada menos que las Islas Galápagos, un estandarte de nuestra evolución como especie y en la que la naturaleza virgen se preserva contra todas las amenazas del hombre. Pues bien, después de 10 días estando controlados como prisioneros a los que sólo les falta que les aten con cadenas, todo por una particular e interesada visión de como explotar una maravilla natural, terminas por restar importancia a lo que realmente tiene: la vida animal en un estado puro. Un término que queda muy bien para los anuncios, pero que es más que discutible que se de en las islas. Excursiones gestionadas por las agencias y con la obligación de contratar guías locales, son la única forma de poder ver: iguanas, tortugas, fragatas, pingüinos y demás. Dándote la sensación de haber entrado en un gran zoo lleno de barreras poco naturales. Salvo en alguna playa como Bahía Tortuga de la isla de Santacruz, en la que puedes andar libremente por su playa y encontrarte con iguanas que salen del mar, el resto de visitas son muy condicionadas y después de haber pagado los abusivos precios de todo, terminas por preguntarte, si no hubiese sido mejor ver un documental en la televisión que además de ser más barato, no te sientes ¡¡¡ sableado constantemente ¡¡¡ y sin tener que esperar la época adecuada para ver las ballenas jorobadas, o los rojizos cuellos hinchados de las fragatas.

Lo que si cabe destacar es la amabilidad de sus gentes, por lo menos las de buen vivir que son la mayoría, aunque también hay mucho ratero y delincuente que te obliga a estar tan pendiente de todo el que se te acerca, llegando a agobiar un poco el tener que estar constantemente y sin descanso con todos los sentidos alerta.

Si alguien me preguntara si merece la pena venir, le diría que siempre se aprende algo y que se disfruta, pero han sido tan escasos esos momentos, que puede que no compensen. De hecho, las sensaciones que tenemos a la hora de escribir este resumen en el propio aeropuerto, es que nos marchamos contentos de cambiar de país y creo que con eso está dicho todo.

Un día para olvidar. Todo el tiempo en aeropuertos con retrasos en los aviones y además un poco indispuestos. Carmen ya lleva algunos días con algunas molestias gástricas pero son ligeras y no les hemos dado importancia.

Hemos salido de Quito a la hora estipulada con "Avianca" y en la comida que nos han dado, he notado que el pastel del postre amargaba un poco. Como era el mismo que nos dieron en el viaje anterior me ha extgrañado y se lo he comentado a Carmen, diciéndome que el suyo estaba bien. No he querido seguir comiendo por si acaso, pero al cabo de un rato he comenzado a sentir nauseas y hasta algunos escalofríos.

En Bogotá y teníamos 7 horas de espera en el aeropuerto hasta que saliera nuestro avión con destino a Santa Marta, pero los horarios se han complicado debido a según nos han comunicado por megafonía ¡¡¡ fuertes vientos en la cabecera de las pistas !!! lo que complicaba los aterrizajes de los aviones. El caso es que hemos salido con 1 y 1/2 H. de retraso que se han acumulado a las 7 que ya llevábamos esperando, y todas ellas con mal cuerpo.

Tras una mala noche en la que he descansado poco debido a algunos residuos del problema gástrico de ayer, hemos salido con destino a la Oficina de Turismo para ver la forma de organizar una visita al Parque Nacional Tayrona, que debe ser lo más interesante de aquí después de una caminata de 4 días a "La Ciudad Perdida", que no vamos a hacerla porque no debe ser nada especial en cuanto a yacimiento arqueológico, sobre todo después de venir de "Machu Picchu.

Los servicios turísticos aquí dejan bastante que desear. La Oficina de Turismo nos ha comentado como podríamos trasladarnos al Parque Nacional por nuestros medios, pero el movernos dentro iba a ser un problema debido a las distancias y nosotros queríamos hacer la visita en el día. También hemos visitado una agencia de viajes para saber si existía algún tour organizado que nos evitara los problemas de los desplazamientos, estando dispuestos a aguantar estas excursiones que tan poco nos gustan. Pero mañana no tenían el número mínimo de personas apuntadas para ir, por lo que hemos vuelto a la misma Oficina de Turismo para buscar alguna otra alternativa. Allí nos han puesto en contacto con "Gerardo", un guía con el que hemos llegado a un acuerdo para que mañana nos acompañe todo el día y nos lleve a los mejores sitios del parque. Los Parques Nacionales en estos países, tienen un funcionamiento diferente a los nuestros y principalmente los que están en las costas. Estos son generalmente destinos vacacionales para disfrutar de sus playas y con hospedajes pseudo ecologícos de alto nivel, si nos fiamos por los precios de las habitaciones.

Resuelta la visita de mañana, hemos dado una vuelta por el centro de "Santa Marta"

y su paseo marítimo, todo ello muy feo, y con la moral un poco baja ante lo que veíamos, hemos intentado cambiar nuestra suerte marchándonos en un pequeño microbús colectivo en el que no entrábamos en los asientos, a un pueblo llamado "Taganga" situado a unos 5 kilómetros. La bonita bahía que tiene con la playa y un desayuno tardío en una terraza, nos ha levantado la moral y hemos comenzado a ver el día con otra perspectiva.

También nos habían hablado de "Playa Grande" cercana a este pueblo a la que se iba en barca, por lo que nos hemos animado a desplazarnos allí. La playa era un precioso rincón al más puro estilo caribeño, lleno de chiringuitos y tumbonas a la sombra de algunos árboles, en la que corría una brisa estupenda y donde nos hemos dispuesto a pasar el día tumbados a base de baños y mucha lectura.

Finalmente el día se ha arreglado, porque las perspectivas al principio de la mañana eran nefastas, pero la verdad es que nunca se sabe, cuando estás seguro de aburrirte encuentras un bonito rincón y el día cambia totalmente.

En todos los países la naturaleza deja alguna huella de sus espectaculares creaciones, y en Colombia, este honor le ha correspondido al Parque Nacional de Tayrona. En un país donde no abundan excesivamente los bellos entornos naturales costeros, este lugar es realmente excepcional.

Si ayer por la mañana, cuando realmente estábamos ofuscados por lo que veíamos en Santa Marta y que después mejoró con nuestra visita a Taganga, nos hubieran dicho que hoy íbamos a disfrutar del modo que lo hemos hecho con bellísimos paisajes y playas tan especiales como la del Cabo San Juan, no lo hubiéramos creído. Pero así ha sido y hay que reconocer que este Parque Nacional cuenta con los requisitos necesarios para ser considerado uno de los parajes más bonitos de Sudamérica.

Por la mañana temprano nos ha venido a buscar al hotel nuestro guía Gerardo, que nos ha acompañado durante todo el día indicándonos los itinerarios a realizar para ver lo mejor del parque, al cual hemos llegado en un microbús colectivo a todo ritmo musical, como es habitual en este país y parando en todas las esquinas, lo que nos ha llevado 1 hora de viaje.

En la puerta del parque y después de pagar nuestra entrada de extranjeros, hemos tenido que coger otro pequeño microbús que nos ha acercado hasta un aparcamiento, que era el límite al que te podías desplazar de forma motorizada,

a partir de allí, comenzaba un sendero muy bien señalizado y con grandes tramos de madera para atravesar densas zonas de arboledas, hasta llegar a una de las playas de "Cañaveral".

A partir de ahí el resto del recorrido ha sido atravesando las largas playas de fuerte oleaje y traicioneras corrientes de "Arrecifes".

Sin embargo, la playa de "La Piscina" era un remanso donde lógicamente se concentraba la mayoría de bañistas, y que hemos pasado de largo hasta llegar a nuestro objetivo: "El cabo de San Juan", que tenía un playa de las que te acuerdas de por vida. Es la imagen más representativa y que más se ve de este parque.

La vuelta la hemos realizado retornando por las mismas playas y tomando otro sendero distinto para volver por el bosque hasta el aparcamiento y en un pequeño microbús enlatados de gente y con mucha música, hasta la entrada del parque.

En total unas 5 horas andando por diferentes entornos de bosque y playa, disfrutando mucho del paisaje y de un baño en una de las más preciosas playas en la que hemos estado.

Hoy nos tocaba desplazarnos por carretera desde Santa Marta hasta Cartagena de Indias, la famosa joya histórica colombiana. Para ello, hemos probado un nuevo sistema de transporte para nosotros, el llamado "puerta a puerta" que dicho así queda muy bien, pero que la realidad es muy distinta.

Para cubrir los 200 km. de distancia que hay entre ambas ciudades, hemos tardado casi 5 horas y eso en un servicio llamado ¡¡¡ exclusivo y de los más sofisticados !!! de este país. Cuando utilizas los colectivos por lo menos ya sabes que vas a ir dando saltos, apelotonado y sordo por la música, pero hasta tiene su encanto porque los recorridos son cortos. Sin embargo, cuando contratas otro transporte porque el viaje es más largo y quieres rapidez y comodidad, lo tienes mal.

Cuando te subes e intentas sentarte te encuetras con el primer problema. Habitualmente muchos colombianos viajan ¡¡¡ tumbados y despatarrados en sus asientos sin importarles como va el de detrás !!! a quien le obligan también a tumbarse para no ir tan apretado, hasta que el pobre desgraciado de la última fila, como lleva maletas detrás no puede hacerlo. Este ha sido nuestro caso hoy. Le hemos dicho al chofer lo que ocurría y que nos buscara otros asientos, respondiéndonos no del todo correctamente, por lo que nos hemos separado y Carmen ha encontrado algo de mayor comodidad. El chofer no ha sido capaz de decirles a los de delante nuestro que pusieran rectos los asientos ni ellos se han dado por aludidos, mirándonos como extrañados. Ahí ya hemos tenido nuestra primera semibronca y yo he tenido que permanecer en el corto espacio que tenía. Pero le he dado el viaje al maleducado de delante, me he apoyado en su respaldo de forma que cada vez que frenaba, aceleraba o cruzaba unos de los muchísimos topes que había en la carretera, la inercia hacía que le empujara bruscamente el asiento como si de un golpe se tratara, impidiéndole dormir. Si bien, no ha rechistado, porque si el tenía derecho a ir tumbado, yo también lo tenía para encontrar la postura para mí más cómoda.

El servicio "puerta a puerta" significa que te recogen en la dirección que quieres y te dejan también en la que deseas. Pues bien, como éramos 9 personas ha significado recorrer Santa Marta buscando a los que faltaban, entrar en Barranquilla e ir dejando a muchos de ellos durante más de 1 hora, de forma que ya no hace falta que visitemos esta ciudad, porque la hemos recorrido más profundamente que ¡¡¡ el servicio de correos postal !!! para terminar teniendo que hacer un transbordo a otra furgoneta, e iniciar el proceso de recogida y entrega hasta llegar a nuestro hotel en Cartagena.

Vamos, que estos sistemas ¡¡¡ tan evolucionados !!! no son para mis nervios y si además se tiene en cuenta que son muchísimos más caros que el transporte tradicional, no he entendido donde está su ventaja y la justificación del precio. En el tiempo de viaje y en la comodidad no será, a no ser que pagues porque la música pachanguera con la que te obsequian sea también más evolucionada y acorde con los gustos del nivel social que utiliza este transporte.

Ya en Cartagena, hemos llegado al hotel "Zameldina" en la zona turística de "Bocagrande" en donde también han hecho gala de su educación, dejándonos arrastrar las maletas por las escaleras hasta el 2º piso donde tenían situada la recepción, para después ¡¡¡ amablemente !!! intentar cogérnoslas para meterlas en el ascensor que sólo bajaba hasta ese piso y llevarlas a la habitación, solicitando la correspondiente propina. Como ya veníamos un poco ¡¡¡ cargados de mala leche !!! con el viaje y llevamos muchos años ya viajando y viendo diferentes estrategias para cobrar con el mínimo esfuerzo, nos hemos negado a entregarlas y las hemos subido nosotros, ante la mirada de incomprensión del ¡¡¡ listillo de turno !!!

Un baño en uno de los feísimos tramos playeros entre malecones que hay, aguantando a los cientos de vendedores, que casi superaban a los de India, que ya es decir, y una muy buena cena en una terraza cercana al hotel ha puesto fin a un día no muy agraciado y ¡¡¡ peleón !!! con el que nos ha obsequiado esta parte de Colombia. Mañana veremos como es la afamada Cartagena de Indias.

El objetivo para este día era pasear por el famoso casco histórico de Cartagena de Indias. Después del ajetreado día de ayer, teníamos cierto recelo con todo lo relacionado con esta ciudad, pero nada más conocer un poco los barrios coloniales amurallados, hemos rectificado rápidamente nuestro ánimo porque todos los edificios que veíamos nos parecían preciosos.

Nosotros estamos hospedados en la zona de hoteles y playas en Bocagrande y aunque desde nuestro hotel se llega a ver el centro de Cartagena, éste queda bastante lejos para ir andando. Así que al preguntar la forma de trasladarnos, la recepcionista nos ha recomendado usar el llamado "taxi colectivo". Otra nueva forma de viajar barato y que después de usarla nos ha parecido muy buena, y como era de esperar con todo lo que funciona bien en este país, nos hemos enterado después que estaba legalmente prohibida, aunque como también era de esperar, nadie hacía caso de ello y se utiliza con normalidad.

El sistema consiste en que un taxi normal puede funcionar de 2 formas diferentes: la que todos conocemos con uso exclusivo y otra en la que lo compartes con otras 3 personas más. ¿Y cómo te enteras cuando funciona de forma colectiva y no individual?, pues el taxista va tocando la bocina para que los que quieren viajar de forma económica se incorporen. Eso sí, el taxi siempre hace el mismo itinerario y te bajas donde quieres pero dentro de su ruta. Al principio puede parecer lioso, pero hoy nosotros lo hemos utilizado 3 veces y ha funcionado perfectamente, siempre lleno el taxi. A partir de las 6 H. de la tarde, termina este tipo de servicio y funciona exclusivamente el normal. Curiosa forma y un buen sistema para abaratar costes de transporte.

Cuando hemos entrado en la zona amurallada, nos ha sorprendido las casas tan cuidadas y pintadas de fuertes colores, adornando además sus balcones con las flores caribeñas que tan vivas tonalidades tienen, creando unas imágenes realmente espectaculares. Hemos estado varias horas disfrutando del paseo a pesar de que a veces cuando paraba la brisa, el sol caía con justicia.

Una bellísima puesta de sol en la que partes de la muralla han colaborado para crear la típica imagen de un atardecer en Cartagena de Indias, más una buena cena a base de pescado en un mirador de una plaza y desde el que se veía un gran ambiente con música y baile caribeños, han sido el colofón de un bonito día que ha resultado ser mucho mejor de lo que esperábamos. Mañana iremos a las "Islas Rosario" para disfrutar de la que según dicen es la mejor playa de aquí, "Playa Blanca".

El día de hoy lo hemos pasado en el mar visitando las islas del Rosario, que han resultado tener mucho menos interés del que pensábamos. Si vienes a Cartagena de Indias, parece que es obligado hacer una excursión a este archipiélago de islas e islotes, en los que en muchos de ellos sólo cabe una casa, y por la cantidad de gente que estábamos esperando en el muelle para embarcar, parecía que iba a ser una de esas excursiones para recordar toda la vida. Y se puede decir que esto último es verdad, pero nos acordaremos por la horrenda organización que había. Basta decir que a las 8 H. de la mañana han venido a buscarnos al hotel y hasta las 10 H. no salíamos del puerto. Cuando al fin hemos embarcado, lo hemos hecho en una pequeña embarcación de unas 20 personas, que más que navegar volaba sobre las crestas de las olas, con el consiguiente riesgo de perder su control y tener un gravísimo accidente por la velocidad a la que íbamos. Desde luego, en cualquier otro país en los que se controlan las actividades que se realizan y que afectan a partir de una determinada masa de turistas, esta forma de navegar no estaría permitida.

Pero bueno, la verdad es que al menos para nosotros ha sido lo mejor del día, porque las islas del Rosario son feas y la famosa "Playa Blanca" tampoco es ninguna maravilla. Eso sí, el intenso mar azul era espectacular y lo hemos aprovechado haciendo snorkel en un arrecife de coral. Lo mejor de todo, el desplazamiento en embarcación gobernada por "Antonio" ayudado por "Chocolate", un simpático, sonriente e incansable trabajador negro como el carbón, que estaba pendiente de todo y que nos ha acompañado en las inmersiones.

Mañana volveremos a recorrer la ciudad pero con destino a las diferentes fortalezas españolas que quedan como recuerdo de una historia turbulenta y que son parte intrínseca de Cartagena de Indias.

Como todavía nos faltaban de ver algunas cosas de Cartagena, principalmente los enclaves de las fortificaciones y algunos barrios, hemos salido a la calle muy temprano, porque a media mañana se empieza a complicar el andar bajo el tórrido sol. Para ir al centro hemos vuelto a utilizar el sistema de taxi compartido que tanto nos gusta por lo rápido y barato que es, apeándonos en la conocida "Torre del Reloj", desde donde hemos comenzado a andar por una ruta que nos ha llevado primero a un pequeño fuerte llamado "Pastelillo".

Para después continuar hasta el fuerte más grande de Cartagena "San Felipe de Barajas". Lo mejor que tienen estos fuertes son el contraste entre las viejas fortificaciones y el moderno paisaje urbano de rascacielos, creando unas bonitas imágenes y un curioso entorno.

A partir de ahí, hemos vuelto a la muralla que rodea de ciudad y al casco histórico, cuando ya empezaba el sol a ponerse un poco pesado.

Tras una comida rápida a base de una estupenda ensalada de frutas que aquí son riquísimas y de gran tamaño, hemos vuelto al hotel para cambiarnos y en traje de baño bajar a la playa, en la que aparte de aguantar a bastantes vendedores y multitud de masajistas, hemos podido darnos unos cuanto baños y aunque realmente esta playa no invita a ello, la alta temperatura lo aconsejaba. Una cosa curiosa ha sido, que en cuanto nos hemos puesto a leer en nuestros ebooks, ese mismo regimiento de vendedores nos han dejado en paz como por arte de magia, lo que a mí me ha extrañado. Así que he hecho una prueba y durante un rato he dejado de leer, lo que ha originado que enseguida volvieran a acercarse con las consiguientes ¡¡¡ promociones !!! como dicen ellos comercialmente. De nuevo, me he puesto a leer y me han vuelto a dejar en paz, por lo que hay que reconocerles que ¡¡¡ respetan la cultura !!! así que ya sabes, si quieres estar tranquilo en las playas de Cartagena de Indias, lleva un libro contigo y haz como que lees.

Al atardecer hemos vuelto al centro para ver la puesta de sol, que es el mejor momento del día, porque corre una brisa estupenda y se está de maravilla paseando por la muralla.

Mañana cambiaremos de destino, volando a la isla de San Andrés que está a casi 900 Km. de aquí y muy cerca de Nicaragua, donde pasaremos los últimos días que nos quedan de nuestra visita a Colombia.